El coordinador del grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal, aclaró que él solicitó a la Procuraduría General de la República (PGR) que iniciara una investigación en torno a los probables actos de extorsión cometidos contra alcaldes de su partido, a quienes les habrían exigido una comisión a cambio de aprobar partidas presupuestales para diversos municipios gobernados por el blanquiazul.

No es nada nuevo que el Ministerio Público investigue mis actividades legislativas, repuso Villarreal. El diputado presentó al procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, el 27 de noviembre del año pasado, una denuncia de hechos para iniciar la pesquisas contra él mismo y, en su caso, se proceda conforme a derecho, respecto a la posible comisión de presuntas conductas ilícitas, jurídicas y punibles.

También ayer la PGR informó que el pasado 27 de noviembre el diputado Villarreal García acudió ante el Ministerio Público federal a presentar una denuncia para que se investiguen y, en su caso, se proceda contra quien resulte responsable sobre presuntos cobros de comisiones a cambio de la asignación de recursos para obras, por parte de la Cámara de Diputados.

La dependencia hizo notar que esta investigación obedece a la denuncia presentada por el diputado Luis Alberto Villarreal García, luego de que algunos medios nacionales señalaron que se indagaba al legislador como presunto responsable del cobro de los llamados moches.

El líder de la bancada de los panistas en San Lázaro, hombre que integra el círculo cercano de Gustavo Madero, ha sido centro de ataques periodísticos y políticos que le adjudican actos de corrupción y delitos del fuero federal. Se le atribuyen chantajes a funcionarios del orden municipal a quienes habría extorsionado con objeto de obtener recursos para financiar la campaña para la presidencia de su partido de su amigo Madero.

Los ataques se identifican dentro de las filas del PAN al grupo de Felipe Calderón Hinojosa y quienes fungieron como sus empleados: Ernesto Cordero y Javier Lozano.

Esto ha propiciado una guerra mediática que se dirime en medios de comunicación escrita, y cada día cobra más eco en otras expresiones de comunicación social.