Londres, 27 de marzo.

En 22 países se aplicó la pena capital a 778 personas en 2013, lo que indica un incremento de 15 por ciento en las ejecuciones con China a la cabeza, mientras Estados Unidos se ubicó en el quinto lugar, señaló un informe de Amnistía Internacional.

Dos países –Irán e Irak– fueron los responsables de ese incremento de al menos 100 ejecuciones, si bien el total de cifras reportadas estarían por abajo de las reales, sobre todo porque es posible que Teherán revele un número menor de penas capitales que las que aplica, indicó el organismo defensor de los derechos humanos.

Aunque en China la cifra se mantiene en secreto, AI cree que son miles las personas ejecutadas cada año, por lo cual ubicó a ese país en primer lugar; le siguen Irán con unas 369, Irak con 169 y Arabia Saudita con 70; estos tres países en conjunto suman el 80 por ciento de todas las condenas de muerte.

En el quinto lugar se ubicó Estados Unidos, el único país de América que lleva a cabo este tipo de prácticas, con 39 y Somalia en el sexto con 34.

Los auténticos festines de muerte en Iran e Irak han sido una vergüenza, pero Estados Unidos, que se aferra a la pena de muerte, va a contracorriente de la historia y, de hecho, está cada vez más aislado, manifestó Salil Shelty, secretario general de AI.

Ni en Europa ni en Asia central se reportaron ejecuciones en 2013. La tendencia a largo plazo es clara: la pena de muerte se va convirtiendo en una práctica del pasado.