Puntuales en su turno vespertino del foro sobre los 23 años de la democracia, organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE), llegaron los dirigentes de todos los partidos, especialmente las tres principales fuerzas que en 2013 pactaron la desaparición del organismo. Con matices se desbordaron en elogios: que el Instituto Nacional Electoral (INE) haga de la experiencia del IFE el mejor y más importantes de sus capitales, gente incluida, lanzó el priísta César Camacho.

“El IFE –dijo la panista Cecilia Romero– ha cumplido su papel a cabalidad. Tan es así que existe contraste muy claro entre el ejercicio democrático que vivimos cada tres años en el ámbito federal y los procesos que experimentan algunas entidades. Hoy, nuestra democracia sigue reclamando su fortalecimiento para evitar nuevas distorsiones.”

El perredista Jesús Zambrano fue un poco más cauteloso, pero reivindicó la apuesta central de su gestión como líder del sol azteca: el Pacto por México. El espíritu que ayudó a formar a este IFE, autónomo e independiente de los poderes, cuando las fuerzas políticas lograron acordar la creación de instituciones y reglas que ayudaran al ejercicio y consolidación de la democracia, es el mismo que ayudó a construir el pacto.

Por esa fortaleza que ha tenido el IFE hemos dado la confianza para que pueda ser la columna vertebral de la nueva autoridad electoral nacional, agregó Zambrano, quien reconoció que en los últimos tiempos la democracia mexicana se ha visto amenazada.

En primera fila del auditorio del IFE contemplaban la escena, se diría que muy complacidos, los cuatro consejeros en funciones. Esta vez ya nadie se acuerda que en la reforma pactada entre PRI, PAN y PRD, también acordaron cesarlos de origen, aunque paulatinamente reconsideraron la medida, al paso de los acercamientos consejeros-partidos en estos meses.

Patriótico, definió el trabajo de los consejeros el líder priísta. Fue el espaldarazo del partido mayoritario en la Cámara de Diputados, donde se definen los cargos para el INE. Su aliado, el PVEM fue más claro, pues Arturo Escobar dijo que que se quedarán en la nueva institución, al menos al principio.

Obsequioso en su trato con el IFE, Camacho Quiroz reivindicó el papel histórico desempeñado, e incluso aludió a que su partido acató las reglas que instrumentó el IFE y que los llevó a perder la mayoría em la Cámara de Diputados en 1997 y la Presidencia en 2000.

Por ello reivindicó que la estructura del IFE permanezca en la nueva institución, aunque advirtió que habrá que cuidar al INE porque en materia electoral se está en riesgo de caer en la hipernormatividad electoral, es más, que digo caer, de ahondar la hipernormatividad electoral.

Antes del espaldarazo PRI-PVEM, Cecilia Romero hizo un recuento de las acciones del IFE para cuidar la democracia durante 23 años de historia institucional.

En ese coro de voces elogiosas de dirigentes partidistas, sólo el petista, Alberto Anaya y Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, cuestionaron los alcances de la reforma y deslizaron algunas críticas al papel del IFE.

Concluido el acto, vino la rúbrica: la foto oficial. Consejeros y dirigentes partidistas, todos sonrientes.