Críticas del petista Manuel Huerta desataron el sainete
Miércoles 19 de marzo de 2014, p. 7
La ley de pensión universal y la de seguro de desempleo, inscritas en un solo dictamen para discutirse en la sesión de ayer, generaron crispación entre diputados del PRI y un sector de perredistas, petistas y de Movimiento Ciudadano. Los ánimos se exacerbaron y los empujones, jaloneos y empellones revelaron las profundas diferencias sobre el fondeo tripartito al pago de los trabajadores inactivos, durante un plazo de seis meses.
Manuel Huerta Ladrón de Guevara, diputado del Partido del Trabajo (PT), personaje incómodo para un sector del PRI por sus constantes críticas y señalamientos contra el gobierno federal, desplegó –junto con otros legisladores de oposición– dos mantas responsabilizando al presidente Enrique Peña Nieto por el contenido de la legislación.
De por sí las mantas que acusaban de ‘‘traidor a la patria’’ al Ejecutivo provocaron la ira y crispación entre los priístas del estado de México, pero la acción de Huerta, quien golpeó con una de esas mantas a la diputada Angelina Carreño, también legisladora mexiquense, terminó por desquiciar a sus compañeros quienes enardecidos se enfilaron a la tribuna en defensa de su correligionaria.
En cuestión de segundos, alrededor de Huerta se generó un tumulto. Furibundo, el comentarista deportivo Gerardo Liceaga, una de las piezas de Televisa en el Congreso, comenzó a empujar al petista mientras lanzaba un rosario de mentadas de madre. Junto a él, el presidente de la Comisión de Presupuesto, José Manzur, se enfrascó frente a frente con Huerta, quien fue orillado a un costado de la tribuna camaral.
En ese momento, José Rangel Espinosa se acercó a espaldas de Huerta, lo sujetó por la solapa del saco y comenzó a arrastrarlo con más fuerza. Mientras se daba la escaramuza de empujones, mentadas y dimes y diretes, Angelina Carreño se colocó al frente del micrófono y llamó con ambas manos a sus compañeros para subir y proteger a la coordinadora del Panal, Sanjuana Cerda.
La representante del partido de Elba Esther Gordillo en la Cámara de Diputados iniciaría la ronda de posicionamientos en torno a ambos decretos y para expresar el respaldo de ella y sus compañeros a la reforma.
Desde la presidencia, José González Morfín (PAN) llamaba a la calma y a la serenidad. De ambos lados continuaban el jaloneo y cuando Jesús Rangel casi lograba su objetivo de retirar a Huerta, Catalino Duarte, del PRD, sujetó por la espalda al priísta y con un severo empellón lo derribó un escalón abajo. Al incorporarse, cuando todos esperaban una reacción violenta del mexiquense, éste se hizo a un lado sin responder al reto de Catalino.
Con los ánimos caldeados, Gerardo Villanueva se hacía de palabras con el legislador y comentarista deportivo de Televisa, quien justificaba su actitud a pesar de su evidente mal humor: ‘‘¡Yo soy muy tranquilo!’’
Más tarde, cuando se esparció la especie de una supuesta agresión de Alfonso Durazo a Rangel en el piso, el mismo priísta lo desmintió: ‘‘Alfonso no pudo pegarme porque se le secaría el pie, ya que soy mayor. ¡Es mi amigo! Aquí todos somos amigos. Pero no voy a permitir que se le siga insultando al presidente Enrique Peña Nieto. Eso sí no’’.