Vecinos distantes
Revueltos, pero no juntos
2013, récord contra prensa
EPN: ¿más soberanía?
or ahí de las 4 de la tarde, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas llegó a un lado de la Bolsa Mexicana de Valores, a unos pasos de donde el Congreso Popular (CP) realizaba un pequeño acto musical y político. Después del pequeño revuelo de fotografías por la presencia del perredista, éste se quedó con unos cuantos acompañantes, sin acercarse al acto del CP ni éste darse por enterado de la presencia del michoacano.
No es que hubiera convergencia alguna, simplemente sucedió que el ex candidato presidencial había quedado de esperar allí a un contingente de telefonistas –según explicó a un periodista– con el que caminaría primero rumbo al Ángel de la Independencia y luego hacia la Plaza de la Constitución. De pronto se vio a centenares de manifestantes acercarse a ese punto del Paseo de la Reforma, pero no iban ni con Cárdenas ni con el CP. Simplemente eran activistas que regresaban de un acto propio, en demanda de reivindicaciones sociales, y caminaban de regreso, significativamente en sentido contrario al de la marcha por el petróleo.
Distantes unos de otros aunque geográficamente se tocaran. Demandas gremiales, sociales, populares, electorales, partidistas y de toda índole mezcladas en una fecha que numéricamente satisfizo a quienes esperaban menos asistencia pero que evidentemente fue insuficiente respecto a la tarea mayor convocante, la de oponerse activa y eficazmente a la desexpropiación energética dirigida por Enrique Peña Nieto. SME, telefonistas, profesores, organizaciones campesinas y urbanas en una caminata más, para cumplimiento del almanaque histórico.
Marchas y móviles inconexos aunque a fin de cuentas desembocaran en el zócalo capitalino al que sí permitió llegar el gobierno capitalino, que ahora expide permisos para alcanzar esa plaza simbólica según la textura de cada manifestación, discrecionalidad oficial a partir de la graduación de inocuidad o la confiabilidad protestante que estime la autoridad (en este caso, el secretario de gobierno, Héctor Serrano).
El día de las protestas múltiples comenzó con la puntualización documentada del notable incremento de agresiones contra periodistas (el mayor, desde 2007) durante el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto y de Miguel Ángel Mancera. En el Centro Cultural España, luego de una breve caminata silenciosa desde el zócalo, Darío Ramírez dio a conocer el informe 2013 de la sección mexicana de la organización internacional que aquí dirige, Artículo 19, que tiene sus oficinas centrales en Londres y toma su nombre del correspondiente numeral de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual garantiza la libertad de expresión.
Artículo 19 aseguró que las entidades federativas más peligrosas para ejercer el periodismo durante el año pasado fueron, en ese orden (y con el añadido entre paréntesis del nombre de su gobernante en ese año, por cuenta de esta columna): el Distrito Federal (MAM), Veracruz (Javier Duarte), Chiapas (Manuel Velasco), Tlaxcala (Mariano González Zarur), Oaxaca (Gabino Cué), Coahuila (Rubén Moreira), Baja California (José Guadalupe Osuna, relevado en noviembre por Francisco Vega de Lamadrid), y Guerrero (Ángel Aguirre). Tres gobiernos teóricamente perredistas (DF, Oaxaca y Guerrero) en ese octaedro, cuatro priístas (Veracruz, Tlaxcala, Coahuila y, con el PVEM, Chiapas) y un panista (BC).
Ramírez destacó la peligrosidad en Veracruz, con 10 muertos durante la actual administración estatal. En el país, 99 por ciento de las agresiones a periodistas han quedado en la impunidad. Antes de la exposición de Ramírez habló el escritor Juan Villoro sobre los múltiples riesgos que enfrenta el ejercicio periodístico, y demandó a Enrique Peña Nieto que investigue y castigue los ataques contra la sede de Artículo 21 (que fue allanada y sufrió robo selectivo).
En el Monumento a la Revolución, el PRD y Cuauhtémoc Cárdenas realizaron a mediodía una ceremonia doble en recordación de la expropiación petrolera. Hubo guardia de honor y depósito de ofrenda floral en la columna de ese monumento en la que están depositados los restos del general histórico. Luego vino el acto central, un mitin para dar continuidad a la estrategia del sol azteca de mostrarse escenográficamente adverso a la desexpropiación petrolera, con el señuelo de una consulta popular en 2015 que probablemente no será en relación con la reforma constitucional energética sino solamente respecto a las leyes reglamentarias que aún no han sido aprobadas. Nada especial en este mitin, con asistentes de menguado entusiasmo, muchas banderas y camisetas en reparto, camarillas rodeando aparatosamente a sus líderes y discursos previsibles.
En Cosoleacaque, Veracruz, Enrique Peña Nieto desgranaba el también previsible discurso de la abundancia por administrar y resaltaba el carácter histórico de la reforma energética que ha impulsado. Nada de poner en riesgo la soberanía y el interés popular. Todo lo contrario. Sepan, mexicanos, que si no se hubiese aprobado esa reforma, entonces sí hubiera estado en peligro el país, su seguridad energética y ni más ni menos que la mismísima soberanía nacional (es decir, ofreciendo el petróleo a los extranjeros, más fuertes y seguros seremos, según ese cardenismo al revés del general Peña).
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador daba a conocer un juramento democrático en Villahermosa, más concentrado en el fortalecimiento de Morena y en las batallas internas con el gobierno de Arturo Nuñez.
Más allá de lo petrolero, la Cámara de Diputados aprobaba que con dinero de los trabajadores se financie un seguro del desempleo, y las intrigas palaciegas relacionadas con el nuevo comisionado nacional de seguridad se resolvían a favor de Monte Alejandro Rubido, pieza proveniente del Cisen que Los Pinos prefirió sobre otros perfiles policiacos o de compadrazgos, al que el Senado ratificará próximamente.
Y, mientras el comisionado Castillo hace escándalo distractor con la presunta gastronomía caníbal de los templarios, ¡hasta mañana!
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