“Con el monólogo Postal de mar se deja el mensaje de que no hay que cargar de más en la vida y de tirar aquellas cosas que se hicieron viejas, rancias, las cuales se meten a la maleta y nunca se usan”, expresó en entrevista Adriana Kosh, quien hoy estrenará dicha pieza teatral en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, a las 20:30 horas.

Se trata de una puesta escrita por la dramaturga española Itziar Pascual, bajo la dirección de Óscar Rojas. Kosh representa a una mujer que al regresar de sus vacaciones se encuentra con la novedad de que le han extraviado su equipaje en el aeropuerto. A partir de esto, ella se enfrenta a la burocracia de la aerolínea: un hombre encargado de las reclamaciones (que no escucha), un agente de guardia y una señorita asistenta. Todos ellos, con falta de vocación por su trabajo, la llevan a sentirse frustrada e impotente tras la pérdida de sus objetos más preciados.

Es una historia de amor a uno mismo; persigue aprender a soltar aquello que no deja crecer, de dejar de ser un adolescente emocional para por fin romper las barreras que no dejan ser felices con lo que se tiene.

El director plantea una puesta en escena con vías de escape de la protagonista para evadir la soledad y la realidad. Es un personaje que se refugia en la locura para mantenerse cuerda. El aeropuerto es el espacio principal y será donde Soledad tendrá que empezar una travesía en busca, literalmente, de sí misma.

Larga travesía

Adriana Kosh estudió la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro en la UNAM. Actúa y es productora ejecutiva en Postal de mar, de la cual añadió: “El centro de la obra es una mujer a la que le pierden su maleta en el aeropuerto, pero durante la narración se tocan otros tópicos. A escala actoral es un texto muy rico y el personaje pasa por situaciones que la llevan casi a la locura, por la burocracia a la que se enfrenta. Se aborda el apego a los objetos, la imposibilidad de desprenderse de ellos y de cargarlos a lo largo de la vida. Los seres humanos no nos definimos por lo que somos, sino por todo lo que tenemos, como el nuevo celular, el auto del año; es decir, todo lo que consideramos valioso para sentirnos más. El personaje se siente muy solo y cree que sus pertenencias son ella, en lugar de sentirse ella como un individuo. Se le vuelve una obsesión recuperar su maleta.

Vamos llenando una maleta con cosas que se hacen viejas, rancias y nunca más usamos. Hay que aprender a sacarlas para poder movernos e ir hacia otras nuevas y diferentes, afirma la actriz y productora. La imagen, cartel promocional de la obraFoto Pili Pala

Cada quien va cargando, metafóricamente, una maleta en la vida, con objetos que no queremos dejar, menos tirar. Eso nos hace cargar con una relación de pareja, por ejemplo, a pesar de que se acabó hace muchos años. Hay cosas del pasado que ya no las necesitamos, pero insistimos en mantenerlas. No digo que sólo sean los otros los que hacen eso, pues yo también incurro. A veces llevo en la maleta cosas que no necesito. Hay cosas tan pesadas que es difícil caminar o cargarlas. A veces se guardan cosas que nunca más servirán, como el boleto del teatro de una función a la que fui con alguien que fue mi pareja. Y así, son tantos objetos que a veces no nos podemos mover o ir hacia cosas diferentes, nuevas. Al principio quizá nos enojemos, pero es un acto liberador.

Postal de mar, Foro La Gruta del Centro Cultural Helenico, en Av. Revolucion 1500. Boletos en taquilla y en Ticketmaster.