Lázaro Cárdenas, 17 de marzo.

El 4 de noviembre de 2013 la crisis de seguridad en el estado de Michoacán obligó al gobierno federal a tomar una decisión histórica, designar a un militar en activo –al vicealmirante Jorge Luis Cruz Ballado–, director de la Administración Portuaria Integral (API) de Lázaro Cárdenas, Michoacán, con el propósito de evitar que el puerto de carga comercial más importante del país se viera afectado por la delincuencia.

Como militar recibí la orden que iba a estar en este puesto, con la consigna de mantener la operatividad del puerto. Me dijeron que lo fundamental era que no decaiga, que mantenga su flujo de mercancías como se venía haciendo. Y bueno, después de cuatro meses que he estado al frente se ha cumplido la misión, sostiene orgulloso el vicealmirante Cruz Ballado, en entrevista con La Jornada.

Sostiene que su designación –aprobada de manera conjunta por el almirante secretario de Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz, y el titular de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza– fue una medida preventiva, como parte de una estrategia integral del actual gobierno federal “para que la delincuencia no represente una amenaza a las actividades económicas en Michoacán.

Cuestionado sobre la primera versión que dio a conocer el entonces vocero del gabinete de seguridad, Eduardo Sánchez, de que el cambio de director de la API de Lázaro Cárdenas respondió a denuncias anónimas acerca de posibles actos de corrupción, Cruz Ballado sostiene que no tiene conocimiento alguno de que el Ministerio Público Federal lleve a cabo investigaciones sobre presuntos actos de corrupción en la administración.

Deja en claro que la administración que dirige no es la responsable de establecer si la carga que entra y sale es de origen lícito; eso corresponde determinarlo a la aduana, que depende de la Secretaría de Hacienda.

Mantengo, además, al equipo de colaboradores que estaba en la anterior administración, y tan bien han funcionado que hemos mantenido el flujo comercial, la infraestructura se sigue desarrollando, las inversiones siguen fluyendo y las empresas asentadas en el puerto siguen invirtiendo.

Estos indicadores (la carga total en 2013 superó las 36 millones 230 mil toneladas y ocupa el primer lugar nacional en carga comercial total, con 24 por ciento –seguido del puerto de Manzanillo–), afirma, demuestran que los inversionistas confían en el puerto.

Reconoce, sin embargo, que a pesar del éxito de la API, que se refleja en la creciente movilización de contenedores, automóviles para la exportación y en el arribo de mil 580 buques el año pasado, destacando los de gran calado, con capacidad de hasta 170 mil toneladas, las noticias sobre violencia en la entidad sí llegan a poner nerviosos a los usuarios de la terminal portuaria.

El vicealmirante destaca, por otra parte, las fortalezas que colocan a Lázaro Cárdenas como el puerto de mayor proyección internacional de México que le permite competir con los puertos de Long Beach, California, y con el de Panamá, que son los que manejan mayores volúmenes de carga en el continente.

Para el vicealmirante Jorge Luis Cruz Ballado su reto al frente de la Administración Portuaria Integral de Lázaro Cárdenas es desarrollar la infraestructura y las áreas aledañas, para que crezca la actividad industrialFoto La Jornada

La primera fortalezas de Lázaro Cárdenas es su reserva territorial para desarrollo, pues es inmejorable el espacio para un crecimiento futuro del puerto. Tenemos mil 500 hectáreas y de ellas solamente 35 por ciento está ocupado, la profundidad llega a 18 metros, lo que permite la llegada de buques de gran calado que no pueden entrar a otros puertos nacionales y la estupenda conectividad con el resto del país y el extranjero, por medio del ferrocarril y la autopista siglo XXI.

Comenta que más de 60 por ciento de la carga se mueve en ferrocarril (más del doble de la media nacional) y que la autopista que une el puerto con el resto del país es muy segura, ya que los robos en Michoacán están muy abajo de cualquier estado circunvecino.

Respecto del operativo del 3 de marzo pasado, en el que el gobierno federal decomisó 119 mil toneladas de hierro, presuntamente de procedencia ilegal, que estaba listo para ser exportado. El vicealmirante precisa que los terrenos en que se encontraba el mineral están fuera de la API y que incluso estaban asentados en predios que carecían de la autorización necesaria, además de que no contaban con la licencia de uso de suelo ni los permisos ambientales correspondientes.

Es cierto, se está dando una actividad económica irregular y había que regularla, por eso fue que la autoridad actuó, comenta, aunque destaca que la exportación de mineral de hierro no representa gran cosa, ya que el año pasado se vendieron a China 5 millones de toneladas del mineral, siendo que ese país adquiere 800 millones de toneladas anuales.

Por otra parte, con relación a las acciones que toma la API para detectar e interceptar drogas o mercancías ilícitas en este pequeño mundo que es la API –tan sólo en 2013 se movilizaron más un millón 300 mil contenedores–, el vicealmirante destaca que “todos los contenedores pasan por revisión no intrusiva a través de equipos de rayos gamma y rayos X fijos, además de revisiones aleatorias.

Destaca también que el ingreso de cocaína, que es regularmente transportada en contenedores, entre carga diversa, ha disminuido sensiblemente en casi todos los puertos mexicanos.

Las causas pueden ser muchas. Nosotros seguimos vigilando, con revisiones no intrusivas y no quisiera especular sobre las causas, porque no se ha detectado últimamente cocaína, señala.

Nuestro reto es desarrollar la infraestructura y las áreas aledañas al puerto, para que la actividad industrial crezca y crezcan los volúmenes de carga, señala orgulloso el almirante, quien cita como ejemplo el caso de la armadora japonesa Honda, que recientemente inició operaciones en el Bajío y que ya envió la semana pasada el primer embarque de exportación a la costa oeste de Estados Unidos.