La urgente renovación sindical
os líderes sindicales de México tienen el dudoso honor de competir con los partidos políticos por el primer lugar en desprestigio: son viejos dictadores que se eternizan en sus dirigencias a base de miedo, cinismo y corrupción.
Una relación perversa con el poder les permitió consolidarse como una gerontocracia antidemocrática, ejemplo de la descomposición institucional que se vive en México. Personajes como Elba Esther Gordillo Morales, Carlos Romero Deschamps y Joaquín Gamboa Pascoe, entre otros líderes
, han propiciado la pérdida de 70 por ciento del poder adquisitivo del salario sin perder el control del movimiento obrero, demostrando que saben adaptarse a cualquier escenario. Casi toda la cúpula sindical se caracteriza por ser un desastre como gestora económica y social; se limita a aceptar lo que el patrón quiera dar dentro de una política laboral que ronda el cinismo, la corrupción y falta de principios.
Mucho se ha comentado sobre lo anquilosado que resulta en el siglo XXI el concepto de sindicato, más aún como organismo intermedio entre el trabajador y el patrón. Si bien su imagen es mala, no se puede prescindir de ellos en una sociedad donde el trabajo es precario y las condiciones laborales siguen empeorando.
Es indispensable la renovación, que va más allá de cambiar denominaciones o liderazgos. Lo urgente es crear mecanismos que permitan a los trabajadores conquistar el control sobre sus dirigentes y, en particular, el uso transparente del patrimonio sindical.
Más allá de que la nueva ley de transparencia los considere sujetos obligados a entregar cuentas, los sindicatos, como agrupaciones obligadas a la defensa del trabajador, deben realizar un ejercicio de renovación integral para que sirvan de contrapeso a las organizaciones patronales y actúen como escuelas de ciudadanía con las mejores prácticas democráticas y de combate a la corrupción y los abusos.
En este escenario, en poco tiempo el Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas convocará a elección de dirigentes. Pese a las debilidades que su dirigencia mostró en el reciente proceso de huelga, algo avanzó en su legitimación al propiciar la toma de decisiones con la participación democrática de sus integrantes. Vale la pena ratificar la necesidad de que los sindicatos jueguen su papel fundamental en la defensa de los derechos laborales para que logren reivindicarse.