¿Y dónde está mi Romeo...? se presenta hoy en el teatro Julio Prieto
Refleja la compleja relación entre un padre viudo y su hija adolescente
Martes 18 de marzo de 2014, p. a11
En la vida, después de darle muchas vueltas, lo único que se tiene seguro es la familia, en la inmensa mayoría de los casos, aunque puede haber excepciones, y esa es una de las anécdotas de la obra ¿Y dónde está mi Romeo... ?, que se restrenó y estará por corta temporada en el teatro Julio Prieto (antes Xola), los martes a las 20:30 horas.
El autor es Sergio Feregrino y en ella actúan (alternando funciones) Lucero Lander, Rebeca Manríquez, Gabriela Carrillo, Paulina Aguilera, Estefanía Villarreal, Rodrigo Ortega, Sergio Feregrino, Karen Jassiel, Claudia Acosta y Rafael Santé, con la dirección de Miguel Ángel Gabriel.
Grosso modo, trata de una familia de apellido González, que enfrenta una difícil situación económica, de la cual no todos tienen conciencia. Don Carlo, dolido por la muerte de su esposa, no halla la forma de controlar y educar a su hija Emma, que se encuentra en la adolescencia y desorientada respecto al amor. Cata, la trabajadora doméstica, no muy delgada, ha prestado sus servicios durante años en casa de los González y vive obsesionada con la idea de ser actriz e interpretar el papel de Julieta en la obra de William Shakespeare; toma pastillas para intentar bajar de peso y se ve siempre involucrada como la causante de todos los problemas de la casa. Al final, ella será la salvadora.
Es una comedia de enredos que al principio puede parecer estridente, sobre todo por la expresividad de Cata, la sirvienta, pero es el tono que el director imprime a las escenas, a través de las cuales se tocan temas como la bulimia, el aborto y el maltrato a los adultos mayores.
Es una puesta en escena para toda la familia que puede hacer que el espectador reflexione sobre la calidad de lo que come, pues Cata se engaña y su falta de fuerza de voluntad le hace abrir el pico y comer de más cuando nadie la ve. No quiere pagar el precio para poder adelgazar y mejorar su aspecto físico. No obstante, es una gorda de buenos sentimientos que más que empleada es un miembro más de la familia.
Rafael Santé encarna a Don Carlo, débil de carácter y no se impone ante las actitudes inmaduras de su hija Emma, una manipuladora que sólo piensa en escaparse con su novio de vacaciones. Pagará las consecuencias y saldrá con su domingo siete.
El amor en la tercera edad puede ser sobre todo compañía, un trato amable, una buena plática, poder hallar a alguien que sea capaz de escuchar. Lucy, vecina y amiga del viejo Don Carlo, será una dama que no puede permanecer ciega ante la difícil situación de su amigo y casi pretendiente a Don Carlo, quien tiembla cada vez que suena el teléfono, por las llamadas terroristas del banco que le exige pagos, so riesgo de perder la casa, su único patrimonio. Lucy tendrá una postrer actitud humana y lanzará un salvavidas a sus vecinos, verdaderos náufragos en un mar agitado por las deudas y las fauces de cobradores.