Pese a la seriedad del conflicto entre Rusia y Ucrania –“el más grave desde el fin de la guerra fría”–, parecería que la solución inmediata se inscribe en los parámetros de una diplomacia multilateral que se ha mostrado muy eficaz en el pasado reciente, como en el caso de Siria en 2013 y en el de Irán en 2014, advirtió Hermilo López-Bassols.

Resulta evidente que ningún país en este momento desea un conflicto armado por Crimea y aun por Ucrania, y que Estados Unidos y la Unión Europea no desean correr el riesgo de un enfrentamiento abierto, mucho menos militar, con Rusia. El entramado de las relaciones comerciales, y aquellas de orden energético principalmente y los millonarios depósitos en Occidente, así como la amplísima superioridad militar de Moscú sobre Kiev sustentan la exigencia de una salida diplomática, explicó.

Al analizar el avance del conflicto, sostiene que “considerar que la reciente entrevista entre los cancilleres de Estados Unidos y de Rusia iba a aportar en Londres una salida inmediata, era por demás ingenuo. Barack Obama y su secretario de Estado, John Kerry, no parecen demostrar el talento político necesario ni para calmar a una nación totalmente indiferente al conflicto ni para contener a los halcones de Washington.

En síntesis, Rusia ha tomado dos pasos definitivos para concretar sus pretensiones, la ocupación militar de Crimea y la realización de un referendo que al parecer será en su favor y de la causa rusa en la península, que además le asegura las importantes aguas del Mediterráneo. Cabe esperar que la argumentación a base de presuntas sanciones por Estados Unidos y Occidente aumentará, pero pudiese ser sólo un instrumento contraproducente para los capitales y mercados occidentales y un Washington sin timón efectivo. (Hay que estar) tranquilos: la diplomacia multilateral surtirá efectos nuevamente en un conflicto de gran envergadura; el mundo finalmente así lo espera.