n su visita a Los Pinos, el técnico Gustavo Matosas señaló lo que podría ser la diferencia del monarca León con otros equipos de la primera división: el hambre de triunfo.

La mayoría del plantel está integrado por futbolistas que militaron en la Liga de Ascenso, que estaban acostumbrados a viajar en camión, con canchas y vestidores en mal estado, así como sueldos modestos (en comparación con lo que se maneja en el máximo circuito). Cuando los Panzas Verdes pierdan esa humildad, advirtió, llegarán las derrotas.

Si Miguel Herrera es congruente con lo que dijo –llamar a la selección a los que estén en mejor momento–, la base del Tri en el Mundial de Brasil debería ser el León y no el América, que empezó el torneo en buen nivel, pero con fallas al ataque y ahora es un manojo de dudas en todas sus líneas.

A menos de tres meses de la Copa será muy difícil que el Piojo pierda la confianza en elementos que le dieron su único título en el balompié.

Sin embargo, es preocupante el bajo nivel que muestran Francisco Maza Rodríguez (de plano Antonio Mohamed ya lo mandó a la banca), Raúl Jiménez y Carlos Valenzuela, mientras Paul Aguilar corre mucho, pero produce poco, y Miguel Layún se encuentra lesionado, aunque ya no es aquel jugador sencillo que con base en el trabajo se repuso de las críticas que lo ubicaban como el culpable de todo lo malo en las Águilas.

Al Piojo Herrera ya hasta el loro le quitaron, pero en su horizonte apareció Marco Fabián, quien se bajó de la nube rojiblanca en la que andaba y tiene al Cruz Azul en el superliderato. Con la motivación del Mundial, y se supone lejos de los antros y las fiestas, Fabián ha dejado de ser Marquito y está anotando esos goles que en un tiempo lo caracterizaron.

Fabián había perdido el hambre de triunfo y, con ello, el talento que sin duda tiene. Hace unos días el seleccionador lo trató de minimizar, pero en el futbol mexicano actual es difícil encontrar un jugador de sus condiciones ofensivas, ya que la mayoría son limitados –por técnicos, estrategias y exceso de foráneos– a simples pasadores del balón.

Cruz Azul y Toluca prácticamente están clasificados y en forma increíble los Tigres se repusieron de siete fechas sin victoria y ya están cerca de zona de liguilla. Maravilloso balompié mexicano que con un par de buenos resultados se aspira a ser campeón.

No es para presumir un triunfo sobre los Potros, pero estos Pumas parecen de verdad. Al inicio del torneo consiguieron victorias amparados en un trébol de cuatro hojas, sobre todo ante Tigres y América, pero los triunfos les han dado la confianza necesaria y ayer finalmente brindaron una alegría a su fiel fanaticada.

Lo negativo fue la eliminación de los auriazules en la Copa Mx, ya que ahí sus canteranos estaban teniendo actividad. Ahora los jóvenes tendrán que esperar hasta el próximo torneo, porque el actual es copado por veteranos y ocho elementos no nacidos en el país.

David Comizzo debutó con una victoria como técnico de Morelia por la mínima diferencia ante un Monterrey que sufre la maldición del Rey Midas Vucetich y que busca al cotizado Marcelo Bielsa para corregir los yerros cometidos en los últimos meses.

Sin embargo, es el descenso lo que atrae el interés (o el morbo). Atlas consiguió una valiosa victoria en Veracruz y recobró los seis puntos de ventaja sobre los moribundos Potros, además de que se acercó a sólo una unidad del Puebla y a cuatro de Jaguares, equipos de los hermanos López Chargoy que tienen problemas para completar la nómina y que junto con Querétaro andan viviendo de prestado en una liga que se anunció pomposamente como Premier.

chernandez@jornada.com.mx