Si Putin da luz verde se concretará en un mes
Lunes 17 de marzo de 2014, p. 20
Moscú, 16 de marzo.
Los habitantes de Crimea votaron abrumadoramente en favor de la adhesión de la península a Rusia, en un referendo que se llevó a cabo este domingo y que ha provocado la mayor confrontación de Rusia con Estados Unidos y la Unión Europea desde los tiempos de la guerra fría.
El presidente de la comisión electoral encargada del referendo, Mijail Malyshev, anunció los resultados preliminares: con 75 por ciento de las boletas escrutadas, 95.7 por ciento respaldó unirse a Rusia, y 3.2 por ciento por quedarse en Ucrania con autonomía ampliada.
Decenas de miles de personas, con banderas rusas, fuegos artificiales y canciones patrióticas celebraron la victoria de la secesión en la plaza central de Simferopol.
El procedimiento de anexión de Crimea por Rusia –si el presidente Vladimir Putin da luz verde– implica varias etapas formales que, consideran politólogos rusos, podrían llevarse más o menos un mes, pero que el Kremlin, si quisiera, podría acelerar hasta concluirlo en cuestión de días.
El primer paso sería que Rusia reconozca a Crimea como país independiente. Luego se tendría que elaborar un tratado bilateral de adhesión, firmarlo en ceremonia solemne, someterlo a consideración de la Corte Constitucional para que dictamine si el tratado se corresponde con la carta magna rusa, enviar el documento a la Duma y al Consejo de la Federación para su ratificación parlamentaria y, por último, que el mandatario ruso promulgue la ley para su entrada en vigor.
Los resultados preliminares, dice el gobierno pro ruso de Crimea, confirman los sondeos a pie de urna realizados por encargo suyo y que daban esta noche 93 por ciento de apoyo a la separación de Ucrania.
El triunfo de la opción de incorporarse a Rusia estaba garantizado por la mayoría ruso hablante y el apoyo militar ruso a tal grado que, muchas horas antes de que concluya el recuento oficial de votos, Rustam Termigaliyev, vicepremier de Crimea, anunció que este lunes el Parlamento presentará la solicitud oficial para ser reconocida como nueva entidad de la Federación Rusa.
Serguei Aksionov, primer ministro de Crimea cuyo nombramiento en sesión a puerta cerrada del Parlamento con hombres armados no es reconocido por Kiev, señaló que, con una participación de un millón 250 mil personas que ejercieron su derecho al voto, un millón aprobaron la adhesión a Rusia y 250 mil, permanecer en Ucrania.
Horas después Malyshev empezó a sumar al referendo de Crimea los votos en Sebastopol, que hizo su propio plebiscito al tener estatus de ciudad especial como sede de la Flota del Mar Negro rusa, donde participaron 90 por ciento de los 274 mil habitantes, en su mayoría militares rusos jubilados y familiares que se quedan a vivir ahí al término de su servicio en la flota y que respaldaron la incorporación a Rusia.
Hoy pudo votar todo el que quiso, incluso un número no especificado de ciudadanos rusos con residencia temporal en Crimea, según denunció la periodista Yekaterina Sergatskova, quien se sorprendió de poder participar en el referendo sin cumplir el requisito de tener ciudadanía ucrania.
Las cifras anunciadas por Malyshev no se corresponden con la realidad y pretenden demostrar que casi todos los habitantes de Crimea, incluidos los tártaros, respaldan la adhesión a Rusia, pero lamentablemente no es verdad
, afirmó Refat Chubarov, líder del Majlis o Asamblea de los tártaros de Crimea.
La mayoría de los tártaros –musulmanes sunitas– siguieron la recomendación de su Asamblea de boicotear la votación y, junto con los ucranios que apoyaron seguir siendo parte de Ucrania, suman 500 mil personas.
En otras palabras, no hay duda de que la mayoría de los habitantes de Crimea quiere formar parte de Rusia, pero no es una decisión unánime y medio millón se pronunció en contra.
Y no faltan entre los inconformes quienes vislumbran un conflicto armado, como uno de los líderes históricos de los tártaros, Mustafa Dhzemilev, que sentenció: mejor morir que soportar otra deportación
, en relación con la expulsión de los tártaros de Crimea a tierras inhóspitas de Asia central por Iosif Stalin, en castigo por no combatir a los nazis que ocuparon la península durante la Segunda Guerra Mundial.
Los tártaros ya tuvieron enfrentamientos con los nacionalistas pro rusos que estuvieron cerca de derivar en un baño de sangre, pero dejaron de protestar en la calle cuando aparecieron en escena las tropas rusas. Ahora temen que, tras el referendo, van a sufrir represalias y muchos están dispuestos a defenderse con las armas en la mano.
Tanto Aksionov, quien además es líder del partido nacionalista Unidad Rusa, que obtuvo cerca de 4 por ciento en las últimas elecciones, como el gobierno de Rusia insisten en que no hay soldados rusos en la península, sino miles de voluntarios pro rusos que actúan como autodefensas.
El ejército ruso, conforme a un acuerdo entre Rusia y Ucrania, puede tener un máximo de 12 mil 500 soldados dentro de la base naval de Sebastopol, pero no está autorizado a desplegar efectivos en Simferopol y otros sitios de la península.
En la práctica –así lo confirman numerosos testimonios– Rusia no se preocupa por ocultar, salvo en quitarle los distintivos a los uniformes, la llegada de miles de saldados, junto con camiones, carros blindados y artillería.
El ministro de Defensa ucranio, Igor Teniuj, afirmó que en la península ya hay alrededor de 21 mil soldados rusos, casi el doble del permitido por el acuerdo intergubernamental, y anunció que Ucrania y Rusia pactaron una tregua de no uso de la fuerza hasta el 21 de marzo, para evitar un conflicto armado entre los militares ucranios y los soldados rusos que sitian sus cuarteles en Crimea.