Alforjas llenas
Panismo corrompido
Modelo M&S
Restructurar finanzas
scogió mal Gustavo Madero la frase central de su discurso de registro como candidato a un nuevo periodo directivo en el PAN. Habló de alforjas llenas
justamente cuando la principal acusación contra su bando se refiere a la recaudación de fondos para faenas políticas y electorales, y también para enriquecimientos grupales y personales, en la fase de mayor descomposición ética y política del partido derechista que al convertirse en poder durante 12 años, con los patrimonialistas Fox y Calderón como ocupantes de Los Pinos, se convirtió en una copia de mala factura de las peores prácticas del priísmo clásico depredador.
Madero se refería al número de militantes panistas que le apoyan para su segundo tramo como dirigente (de entrada tiene muchísimas más firmas de apoyo de las que fatigosamente ha alcanzado Ernesto Cordero, cuya campaña por la presidencia del PAN constituye una valoración indirecta de lo que significó el calderonismo para el país en general y para su partido en especial). Pero es imposible desligar tan monetaria imagen de las andanzas foxistas y calderonistas que han significado para los titulares de esas marcas, y para sus familiares y amigos, un llenado de alforjas que está relacionado con la toma directa de los recursos públicos, la triangulación empresarial
, los moches
para la gestión legislativa y las maniobras protectoras de actividades criminales, como los cárteles de narcotráfico o los atracos de cuello blanco
( y no se habla solamente de los petroleros).
Madero tiene todo para ganar, con los gobernadores de tres estados como aliados financistas (Sonora, Baja California y, sobre todo, Puebla, cuyo gobernador, Rafael Moreno Valle, de origen priísta, luego elbista y ahora provisionalmente maderista, cree tener el camino expedito para ser candidato presidencial en 2018), el respaldo de la franja mayoritaria de El Yunque (aunque uno de los representantes de esa corriente, el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, va como aspirante a la secretaría general con el calderonista Ernesto Cordero) y el visto bueno de Los Pinos, que en apoyo a la postulación del chihuahuense de heráldicas remembranzas antirreleccionistas ha desplegado una intensa campaña de descalificación contra el felipismo, con Oceanografía como posible guillotina con dolorosas implicaciones campechanas marca Mouriño (la designación del obdediente David Penchyna como presidente de la comisión legislativa que atienda el caso oceanográfico es una comprobación de que Los Pinos se reserva ostentosamente el derecho de decidir lo que a su interés convenga en este expediente de reajustes grupales).
Pero no son las panistas las únicas alforjas que se habrán de llenar. De entre la confusión propiciada por Los Pinos, con tantos temas a la vez, destaca la aplicación federal para reformular los mecanismos tradicionales de financiamiento de las campañas políticas y electorales, con la vista puesta en 2015, cuando habrán de renovarse nueve gubernaturas y, además, congresos locales y presidencias municipales en varias entidades más.
El modelo M&S habrá de ver nuevas etapas victoriosas en 2015 (Mónex y Soriana, como referentes plásticos de la ductilidad monetaria que permite el pago directo de activismos defraudadores y de contrataciones o acciones violatorias de topes de gastos), con una red de operadores desplegada a lo largo de todo el país para encargarse de la operación electoral que brinde al partido de tres colores la comodidad numérica en las cámaras y las gubernaturas para continuar con su popular esquema de rediseño entreguista y pro empresarial.
En ese esquema de avasallamiento sin verdaderos contrapesos habrá de pesar especialmente el plan de desmoralización generalizada que están impulsando el PRI y Los Pinos. La derecha está desde ahora estigmatizada por el expediente Oceanografía, y el único panismo con esperanzas de supervivencia habrá de ser el que se someta al libreto peñista, como en el caso es el del maderismo, que pelea con los calderonistas para ver cuál de las dos corrientes es la que logra mejores condiciones de sometimiento respecto al poder pinolero. No es que Madero o Calderón busquen una vía independiente, de reconstitución partidista o de vuelta a los mejores principios conservadores, sino de ver cuál de las dos corrientes tiene mejores posicionamientos para negociar con el dominio peñista. La izquierda tiene perspectivas similares, pues sólo es observable en su panorama electoral la división de votos en 2015, con Morena buscando en solitario los votos que den el registro definitivo a ese partido, el PRD a la expectativa de los favores pinoleros tramitados por la vía cardenista y los partidos aún más pequeños, MC y PT, batallando en busca de alcanzar la votación mínima que sostenga sus negocios grupales.
En tales revoloteos confusionistas es importante advertir que el presente año parece dedicado por la administración central a la restauración del presidencialismo autoritario (como ya se ha planteado en anteriores entregas de esta columna especuladora). Pero, de manera adjunta, concomitante, a la reestructuración de las fuentes de financiamiento de las campañas electorales por venir. Los fondos estatales y las actividades redituables no sectorizadas (el narcotráfico, como principal ejemplo) están siendo redireccionadas para que sus fondos y beneficios embonen con el proyecto mayor de larga estancia priísta en el poder. Las elecciones intermedias, de 2015, verán el reverdecimiento de las prácticas triunfantes en 2012, y para 2018 se prepararán las mejores recetas y trucos de la casa.
Y, mientras va quedando claro que el gran triunfador del jaloneo de las telecomunicaciones y la radiodifusión es Carlos Slim, a quien han tocado sus haberes pero no en la misma proporción que a sus semejantes (Azcárraga, por ejemplo, a quien sí le ha tocado un golpe severo), ¡feliz fin de semana!
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