La presión de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) obligó al gobierno federal y a la Cámara de Diputados a dejar fuera los ajustes a las aportaciones patronales al seguro de enfermedades y maternidad, que había solicitado el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para fomentar la formalidad en el empleo.

La reforma, que fue aprobada por las comisiones de Hacienda y de Seguridad Social e incluye el seguro de desempleo así como la pensión universal para adultos mayores de 65 años, plantea reducir la cuota patronal para cubrir las prestaciones en especie de los pensionados sobre el salario base de cotización y aumentar la cuota en dinero, pero al mismo tiempo reducir la cuota para cubrir las prestaciones en especie de los asegurados como porcentaje sobre el salario mínimo.

El dictamen respectivo entrará este jueves a primera lectura y se discutirá el martes, en medio de una rebelión de diputados del Partido Acción Nacional (PAN) aliados a Felipe Calderón, y de un rechazo de un sector del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que se niega a aprobar el seguro de desempleo porque éste será financiado por los trabajadores a costa de la subcuenta de vivienda.

El vicecoordinador del PRD, Miguel Alonso Raya, explicó que la medida buscaba un incentivo para que las pequeñas empresas puedan registrar a sus trabajadores al IMSS, con un descuento en las aportaciones patronales al seguro de enfermedades y maternidad, para ingresos de uno a cuatro salarios mínimos, así como incrementar el porcentaje de las aportaciones para salarios mayores.

Sin embargo, dijo, esta modificación quedó encorchetada por los grupos parlamentarios a partir del reclamo del sector patronal a la Secretaría de Hacienda, y una vez que, explicó, la medida podría distorsionar el salario real con el que las empresas registren a sus empleados de ingresos por arriba de cuatro salarios mínimos.

Lo más probable es que no se discuta y salga del dictamen. Los empresarios hicieron el reclamo personalmente en la Secretaría de Hacienda, afirmó.

Detalló que si, inicialmente, se obliga a las empresas a incrementar sus aportaciones patronales para los salarios más altos, aún con el incentivo de disminuir las de los ingresos más bajos, al año siguiente tendremos una cascada de ajustes en la nómina, y ello sí afectaría los ingresos del IMSS, pero también implicaría una caída en las aportaciones de todos los seguros, así como para vivienda y el retiro.

Refirió que en las negociaciones previas a la aprobación del dictamen, el director del IMSS, José Antonio González Anaya, pidió incluir este cambio en la aprobación del seguro de desempleo y la pensión universal.

El director del IMSS explicó que la reforma no da ingresos adicionales, que salía tablas. El objetivo del ajuste es estimular el empleo formal. Y tampoco se carga la mano a los empresarios, porque 74 por ciento de los trabajadores que cotizan al Seguro Social está dado de alta con ingresos de entre uno y cuatro salarios mínimos. Pero los empresarios no quieren pagar ni un peso más, declaró.