Chucho, Paquito, Ariadna y Armando
ntes de entrar en materia, permítame, monina, darle las gracias al señor Manuel Aguado Chávez por los datos que me envió acerca del libro escrito por Sergio Santana que sigo buscando afanosamente.
Le confieso, mi asere, que no sé por dónde empezar, tengo mucho que contarle, pero por fin me llegó la forma y aquí voy.
El sábado 22 de febrero asistí a un concierto en el teatro Julio Castillo que me endulzó la trompa de Eustaquio como hacía tiempo no me pasaba. Fue dentro del ciclo Clazz Continental Latin Jazz 2014. Sabido es que las damas primero, de allí que la princesa Ariadna Castellanos abrió el concierto ejecutando bulerías y tanguillos de su autoría que me empezaron a seducir. Sabido es que no soy músico, tampoco jazzista, y mucho menos maestro, pero me gusta lo bien ejecutado, y esta niña me puso a gozar.
Después de su actuación hubo una pausa y con un poco más de luz pude ver que el escenario se iba llenando con varios atriles que dejaban ver que serían varias secciones las que acompañarían a Paquito D’Rivera. Como dice una grabación de Pancho Amat y su Cabildo del Son a una canción de Martha Valdés, Sorpresa de harina con boniato, que no hay solista sin buen acompañamiento. Esto cobró vigencia durante todo el concierto.
Las cuatro trompetas, así como los cuatro trombones y cuatro saxofones, con el complemento de una joven quien, además de adornar a esta orquesta, algo ha de tener musicalmente para integrarla. Esto me obliga a brindarles mis respetos y mi total admiración, ¡qué orquesta! Hacía mucho, pero mucho tiempo, que no escuchaba algo igual. Felicidades, Chucho López y amigos que lo acompañaron.
¡Qué cura!, como diría Ismael Rivera. En verdad, todavía me dura el gusto. Para empezar le dejaron la tarima caliente al señor D’Rivera. Antes de que apareciera sonaron un número bonito y sabroso. De “ahí pa’ lante” todo fue in crescendo y justo es mencionar a Pepe Rivero, pianista cubano, así como un bajista también de la cuatro (Cuba), que acompañó a Ariadna Castellanos. Por desgracia no capté su nombre, pero escuché que le decían Negrón, pero su calidad quedó de manifiesto.
Espero no dejar nada en el tintero porque la noche lo merece. Hubo también un percusionista que su nombre me pasó de noche, así como un guitarrista que dejó escapar algunos solos de aquellita
, así que mil perdones. Todavía hubo otra agradable sorpresa que dio pie a una especie de sketch entre Paquito y un señor de todos mis respetos: Armando Manzanero.
Manzanero nos regaló Te extraño y Por debajo de la mesa, aparte del diálogo entre él y Paquito. ¡Qué prueba de agilidad mental y gracia! No podía faltar la magia de Benny Moré con su éxito Cómo fue, composición de Ernesto Duarte y arreglo de Chico O’Farril. También tuvo su lugar Astor Piazzola con Libertango. Aparecieron Ernesto Lecuona y Bebo Valdés en la interpretación que hicieron Pepe Rivero y Paquito que, con clarinete y saxofón alto, refrendó su categoría.
De Bebo Valdés su recuerdo flotó con Pa’ Bebo. Igualmente, el recuerdo del Combo Ninguno de Xalapa con el encore que fue el mambo Chucho los del sabor jalapeño hicieron una versión, según mi punto de vista, muy buena.
Volviendo a la orquesta, ésta fue para mi gusto la cereza del pastel
, sin menospreciar a nadie, pero su aparición me dejó más alegre que una castañuela. Y, me pregunto, ¿por qué no la presentan en Reventón Musical? Esa orquesta es digna de admiración porque tiene calidad. En fin, mi querido enkobio, ese concierto fue todo un acontecimiento y me dejó agradecido y deseando que salgan más con esa calidad.
¡Bravo, señores! Les deseo mucho éxito, soy su admirador y no me queda más que felicitarlos. ¡Qué el éxito y la popularidad lleguen sin hacer daño! Vienen en tropel a mi mente recuerdos de un pasado que dejó una huella muy honda. Fueron nueve años de alternar con grupos de jazz cuyos integrantes eran Chilo Morán, Mario Patrón, El Árabe, Juan Ravelo, Luis Gazca, Mario Ballina, Alvarito López, Richard Lemus, Tino Contreras, El Camarón, La Negrita, Kennedy, Pedro Plascencia, Pablito Jaimes, a quienes evoqué en el concierto.
Espero pueda repetir aunque sea con sal de uvas. ¡Vale!