Madrid, 11 de marzo.

España rindió homenaje a las 191 víctimas mortales y a los más de mil 850 heridos que dejó el peor atentado en la historia de este país, ocurrido hace justo diez años en la red ferroviaria de esta capital cuando células islamitas hicieron estallar 12 bolsas bomba en cuatro trenes.

Las bombas, activadas a través de teléfonos móviles, explotaron casi al mismo tiempo en plena hora pico en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo, Atocha y a la entrada de esta última parada.

La historia de la capital española y del país cambió para siempre con el primer gran atentado del integrismo islamita, en represalia al apoyo incondicional del entonces mandatario español José María Aznar a la guerra de ocupación de Irak por parte de Estados Unidos.

Por primera vez en diez años, hoy se logró la unidad de asociaciones de las víctimas del atentado, que hasta ahora han estado divididas y enfrentadas por la misma razón que los partidos políticos y la sociedad civil en este trágico atentado.

El origen de la división se remonta al mismo día de la matanza, cuando el gobierno de Aznar, acosado por las protestas ciudadanas contra la guerra de Irak y presionado por la cita electoral que tendría lugar a sólo tres días de los atentados, decidió manipular los hechos para señalar a la organización separatista vasca ETA como la responsable de los atentados a pesar de que todos los indicios señalaban al integrismo islamita.

Por eso, a diez años de la matanza, la principal agrupación de víctimas del atentado, la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, encabezada por Pilar Manjón, quien perdió un hijo de 20 años, exigió que se acaben de una vez las especulaciones sobre el atentado y señaló sobre todo a los dirigentes políticos del Partido Popular (PP).

Majón fustigó a medios de comunicación como el periódico El Mundo y la emisora de radio Cope por haber contribuido a alimentar la teoría de la conspiración, que sostiene que el atentado se realizó gracias a una especie de contubernio clandestino este integristas islamitas, agentes de la Guardia Civil y la policía española, dirigentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ETA.

También reclamó que terminen el acoso, las amenazas, los insultos y las vejaciones que han sufrido las víctimas de su organización por parte de los sectores de la derecha española, que la han llegado a llamar hija de puta y le han dejado mensajes del tipo de que alegría que tu hijo se ha quedado sin su madre.

A las víctimas representadas por Manjón les indigna sobre todo la forma en que los dirigentes del PP han intentado manipular los hechos, a pesar de que hay una sentencia firme y están en la cárcel los principales responsables, además de que el resto se quitó la vida en un ataque suicida en un departamento de Leganés unos días después de los ataques.

Los homenajes arrancaron con una misa funeral en la catedral de Almudena de Madrid presidida por los reyes de España, en la que estuvieron presentes todos los partidos políticos y los representantes de los poderes del Estado, en un gesto de solemnidad y respeto a las víctimas, así como los representantes de las asociaciones de víctima del terrorismo.

Jaime Cedrón, secretario de Comisiones Obreras en Madrid, advirtió que las víctimas han tenido que sufrir otro horror: las amenazas, los insultos de poderes políticos y mediáticos.

Pero este 11-M tiene que ser distinto. Tiene que ser el 11-M en que termine el hostigamiento a las víctimas. El de la unidad. Tiene que ser el día a partir del cual todas las víctimas reciban el mismo trato y no haya de primera y de segunda. La verdad ya se conoce. No viene a cuento seguir con las teorías conspirativas.

Al final de un acto celebrado en el parque del Retiro de Madrid se lanzaron al aire 191 globos blancos y se leyeron uno a uno los nombres, edad y nacionalidad de las víctimas. La más joven, un bebé de siete meses que murió en los brazos de su padre, también fallecido en los trenes.