Pone de ejemplo el extenso contrabando de cigarrillos
Martes 11 de marzo de 2014, p. 9
La legalización de las drogas no garantizaría el cese de su venta en mercados clandestinos, advierte el informe 2013 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas.
Al abordar el debate sobre la legalización o regulación de sustancias como la mariguana, advierte que, en el caso de los cigarros, hay un activo mercado negro
en muchos países, como Canadá y Estados Unidos, así como en Europa y otras regiones.
El documento señala a manera de ejemplo que “los cigarrillos de contrabando representan de nueve a 20 por ciento del mercado interno en Reino Unido.
“En Canadá, los cigarrillos de contrabando constituyen aproximadamente 33 por ciento del total del consumo interno, aunque ese porcentaje varía de unas provincias a otras.
En Estados Unidos, tres cuartas partes de los paquetes de cigarrillos inspeccionados en un barrio de Chicago como parte de un estudio de investigación no llevaban el correspondiente sello fiscal, lo cual indicaba que procedían de fuentes del mercado negro o del mercado gris
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Sostiene que datos obtenidos recientemente en Colorado, Estados Unidos –donde se legalizó la venta de mariguana–, “han puesto de manifiesto que desde que se inició un programa de cannabis con fines ‘médicos’ (...) han aumentado los accidentes automovilísticos en que intervienen conductores que dan resultados positivos en las pruebas de detección de cannabis.”
El documento agrega que “también cabe imaginar que los estados deberán asumir los costos de regulación asociados a esos regímenes alternativos.
“Los costos de regulación incluyen, entre otras cosas, la vigilancia y el control del cultivo, la producción, la fabricación y la distribución, así como la vigilancia del consumo y sus efectos. Esto se ha observado en los programas de cannabis con fines ‘médicos’ administrados por algunos estados de los Estados Unidos, que han sido incapaces de gestionar esas nuevas burocracias, según varias auditorías independientes.”
Puntualiza que si las sustancias que actualmente están sometidas a fiscalización –como la mariguana– estuvieran reguladas igual que lo está el alcohol en muchos países, más personas las consumirían y acabarían por adquirir una dependencia de ellas, lo cual tendría más consecuencias adversas
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