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Elecciones, ¿para que?

Michoacán, negociable

Premios a pactistas

FC elude responsabilidad

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SIGUEN PROTESTAS CONTRA OCEANOGRAFÍA. Decenas de trabajadores de Oceanografía mantienen un plantón frente a las instalaciones de esa empresa, en el puerto industrial y pesquero Isla del Carmen, Campeche, en espera de que personal del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes libere más de 98 millones de pesos en las próximas horas para cubrir sueldos y prestaciones atrasadosFoto Lorenzo Chim, corresponsal
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finales de mayo de 2011 se exploró la posibilidad de que en Michoacán hubiera una confesa engañifa electoral. Los presidentes de los tres principales partidos nacionales (Gustavo Madero, por el PAN; Humberto Moreira, por el PRI y Jesús Zambrano, por el PRD) acordaron estudiar la conveniencia de postular un candidato único, para evitar tensiones y conflictos en la desde entonces muy convulsa entidad. La reunión se realizó en la ciudad de México, con la participación de tres de los principales empresarios michoacanos: Enrique Ramírez Magaña, Alonso Gómez Sáenz y Francisco Medina Chávez, más el mandatario en funciones, el perredista Leonel Godoy.

Con ese acuerdo, expresado en seis puntos, con una agenda común y el compromi- so de que los comicios fue- ran ejemplares, los po- deres cupulares pretendían saltar el trance de las elecciones en sí, con sus riesgos de desbordamientos y protestas posteriores, para imponer un candidato negociado que simplemente sería ratificado en las urnas, en una secuencia mecánica, desprovista de cualquier sentido de litigio, arreglado todo entre los poderosos de verdad. Tan aristocrático proyecto se vino abajo por una obsesión dinástica plebeya, pues el ocupante de Los Pinos, Felipe Calderón (quien había propiciado el ambiente político enturbiado en la entidad, impulsando la versión de que las elecciones locales estaban en curso de ser suspendidas a causa de la violencia), se empecinó en que la candidatura única recayera en su hermana, Luisa María, apodada Cocoa, a quien luego haría candidata de Acción Nacional frente al priísta Fausto Vallejo quien finalmente le ganó, haiga sido como haiga sido. En el sol azteca, el factor AMLO también disuadió a los prestos Chuchos de continuar con el experimento que se rompió en cuanto fueron hechos públicos sus términos.

Con esos antecedentes no resulta extraño que en oficinas del gobierno federal (es decir, también en las del comité nacional priísta) se tenga en estudio una alternativa electoral para Michoacán que trataría de disminuir los riesgos de exacerbación social el año venidero, cuando terminará el de por sí recortado periodo de gobierno (para empatar calendarios federales con locales) que ha cubier- to el priísta Fausto Vallejo. Sería una planilla negocia- da, con un candidato de amable oposición a la guberna- tura, el chuchoperredista Silvano Aureoles Conejo (originalmente, miembro del grupo de Amalia García, Nuevo Sol), y el panista anti Cocoa Marko Antonio Cortés como aspirante a la presidencia de Morelia.

El PRI, según los juegos de imaginación que se hacen en despachos capitalinos, sería pactadamente enviado a la derrota, con un abanderado de perfil bajo u oscuro (o la combinación de ambos factores), que podría ser el actual delegado de Sedesol, Víctor Manuel Silva Tejeda; el presidente municipal de la capital, Wilfrido Lázaro Medina, o el senador José Ascensión (Chon) Orihuela Bárcenas, el único personaje de la política tarasca con una relación cierta y firme con Los Pinos, incluso en términos de financiamientos mediante recaudaciones entre los verdaderos poderes regionales, lo que constituye justamente su principal fortaleza hacia el centro y su mayor debilidad en términos de opinión pública.

La postulación de candidaturas negociadas evitaría que el proceso de pacificación de Michoacán se viera alterado por conflictos electorales, premiaría a dos aliados leales del tricolor, tanto a la perredista Nueva Izquierda que buscará el año entrante quedarse con la gubernatura de Guerrero o la de Michoacán, como al maderismo gustavista que ya tuvo como recompensa Baja California el año pasado y ahora, entre otras piezas de la cosecha, se quedaría con la presidencia de la capital michoacana. Silvano Aureoles Conejo es el coordinador de la bancada perredista en San Lázaro y está dedicado a granjearse la buena voluntad electoral de Enrique Peña Nieto. Marko Cortés es el coordinador de la campaña de Gustavo Madero en pos de un segundo periodo al frente del PAN y fue desplazado de manera agraviante por Cocoa Calderón en la lucha interna por la candidatura a la gubernatura en 2011.

Las tentativas michoacanas forman parte del manual de candidaturas negociadas que el peñismo pretende impulsar para que la política y los comicios no afecten el rediseño neoporfirista que busca dar garantías a los inversionistas de que sus intereses estarán a salvo, sin revueltas ni conflictos. Con alianzas de múltiples combinaciones posibles entre las tres fuerzas probadamente entendidas (PRI, PAN y PRD) o solamente dos de ellas, más el apoyo vigoroso de programas sociales, estructuras gubernamentales y financiamientos de orígenes varios, los cargos de elección popular quedarían entre los mismos pactistas, sin permitir accesos más que marginales de fuerzas no alineadas.

Más que a los templarios en sí, la muerte de Nazario Moreno, El Chayo, ha golpeado a Felipe Calderón (y sus intenciones de colocar a su favorito, Ernesto Cordero, como dirigente nacional, en contra del vigoroso Pacto por el PAN que sin firma pública sostienen Gustavo Madero y Enrique Peña Nieto). Calderón no ha atinado a ofrecer una respuesta decorosa ante la mentira largamente sostenida de la presunta muerte del narcotraficante místico en 2010.

Ayer, por Twitter, trató de escurrir el bulto felicitando a la actual administración federal por haber hecho lo que él había anunciado rotundamente tres años atrás y endilgando responsabilidad a quien fue su vocero, Alejandro Poiré, quien evidentemente la tiene, pero sólo en términos subordinados. No reconocer que mintió es una segunda mentira de Felipe Calderón. El ex vocero Poiré también cometió nueva mendacidad al negarse a reconocer con todas sus letras que lo dicho en 2010 fue absolutamente falaz. Con un eufemismo que contrasta con la crudeza nefasta de ese sexenio brutal, Poiré solo acepta que anunció la muerte de (Lazario) Moreno con base en información imprecisa. ¡Hasta mañana!

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