Una desenfadada visión sobre la vida mexicana marca el debut de Andrés Bustamante en el cine al llevar el papel estelar de El crimen del cácaro Gumaro, cinta que se empezará a exhibir el 14 de marzo.

La película es una parodia, afirma el polifacético Bustamante, quien ingresó al elenco del filme que tardó cinco años en concretarse; al principio sólo estaba considerado como guionista de la película producida por Daniel Birman.

Ana de la Reguera, Alejandro Calva, Jesús Ochoa y Carlos Corona completan el elenco de la cinta dirigida por Emilio Portes   y en la que fue desempolvado Jorge Rivero, quien así vuelve al cine mexicano tras una ausencia de poco más de 30 años. 

Bustamante personifica a Don Kuino, presidente municipal del mítico Guepez, donde ocurre la trama plagada de situaciones jocosamente inverosímiles que se exhiben en el pueblerino cine La Linterna Mújica.

La cinta, rodada en Salvatierra, Guanajuato, según sus creadores e intérpretes, barre con todo, es arrolladora, lo mismo se va con los exhibidores que con los críticos. Confronta al cine viejo, el de las grandes salas, pero no es aleccionadora, según Armando Vega-Gil, guionista original  y compañero de andanzas de Bustamante desde sus días de personaje de la televisión, y para quien el formato de cine dice darle mayor libertad que el de la televisión.

Las bromas y las situaciones comprometidas exhibidas de forma inteligente son el meollo del asunto. Pues, como señaló Ana de la Reguera, ella se empezó a reír desde la primera escena, cuando le fue presentado el guión, aunque, dijo, Claudia Anita –su personaje–, que no por ligera no dejó de ponerse nerviosa debido a la calidad dramática de sus compañeros de trabajo.

A pesar del millar de copias con las que se cuenta para la exhibición , la película es para México comedia, cotorreo, explica Bustamante a la par que refiere de chunga que, sin embargo, ya hay versiones para San Luis Potosí y Tlaxcala, al preguntarle si podría exportarse.

Las situaciones provocan risa, son chistes, si conoces el referente, explicó Carlos Corona. Tienen dos lecturas, como los políticos mexicanos, añadió.

La película puede tomarse como didáctica, aunque no venimos a tirar netas, dice Alejandro Calva. Después de la risa lo que piense la gente no podemos evitarlo.

Si no la ves, te la pierdes, señala sabiamente el subtítulo de la obra lúdica en la que lo más que se pondera es la imaginación.