Falta el aval del INAH para seguir las exploraciones, señala el arqueólogo Roberto Gallegos
Las personas deben saber que está dedicado al dios mexica de la caza, dice a La Jornada
Difundirán la importancia del centro ceremonial mediante conferencias y paseos guiados
Martes 11 de marzo de 2014, p. 4
Al poniente de la ciudad de México, casi bajo el anillo Periférico, sobrevive una pequeña pero importante zona arqueológica: el centro ceremonial dedicado a Mixcóatl, dios mexica de la caza.
El sitio, que prácticamente pasa inadvertido incluso para los vecinos de la colonia San Pedro de los Pinos, abrirá en breve sus puertas al público, tras varios años de permanecer semicerrado (sólo admitía visitas programadas) y luego de los trabajos de recuperación que dirige el arqueólogo Roberto Gallegos (Tlaxcala, 1932).
Convencido de que sin el contexto necesario cualquier tipo de vestigio del México antiguo está condenado a la indiferencia de los visitantes, el investigador ha insistido en colocar frente a los muros y basamentos de la zona, fichas informativas que guíen el breve pero aleccionador recorrido. También tiene considerado colocar una maqueta de la cuenca del Valle de México en la época prehispánica.
Además, prepara un amplio programa de conferencias, paseos guiados y actividades dirigidas sobre todo al público infantil. Gallegos también continuará los trabajos de exploración en la zona los próximos meses para corregir intervenciones anteriores y obtener nuevos datos. El proyecto está listo, sólo falta que lo apruebe el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para contar con los recursos necesarios. Espero que iniciemos después de mayo, aunque la temporada de lluvias nos frenaría un poco
, explica en entrevista con La Jornada.
Larga historia de un chichimeca
Mixcóatl fue un hombre que se convirtió en dios. Tiene una larga historia, cuenta Gallegos: “Fue un chichimeca que guió a un grupo de hombres, caminando, desde las tierras del norte de Mesoamérica a la cuenca del Valle de México a inicios del siglo X. No se sabe con exactitud la fecha, pero es un hecho que llegaron al lago que existía entonces. En esa época aún no se erigía la gran Tenochtitlán.
“Era cazador, sabía manejar el arco y la flecha, así como la honda. Se instaló, junto con su pueblo, en Culhuacán, donde se dedicaron a trabajar la tierra. La mitología antigua cita que por los rumbos del cerro del Tepozteco, Mixcóatl conoció a la bella Chimalma, a quien le lanzó unas flechas que ella detuvo con la mano. Ambos tuvieron un hijo, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl.
“Chimalma murió al dar a luz. Mixcóatl regresa a gobernar Culhuacán, pero ahí un usurpador, para apoderarse de su trono, lo asesina. El hijo es criado por los familiares de su madre. Al convertirse en joven y conocer la historia de su padre, cobra venganza, mata al usurpador y ya en el poder, en el Cerro de la Estrella, decide convertir a Mixcóatl en el dios tutelar de la cacería.
“El culto a esa deidad continuó hasta que comenzó a poblarse la cuenca. Los aztecas tuvieron un importante desarrollo propio, sobre todo gracias a su habilidad guerrera y militar. Una vez que el señor de Azcapotzalco les permitió instalarse en el gran islote de Tenochtitlán, en 1376 nombran a su primer tlatoani: Acamapichtli, originario de Culhuacán. Incorporan las deidades de la región a su cosmogonía, como son guerreros, se identifican de inmediato con Mixcóatl, deidad que junto con Huitzilopochtli, su dios principal, son las únicas que tienen armas.
Después de 1428, en el Templo Mayor, los aztecas le dedican a Mixcóatl un espacio, pero también necesitan que la deidad tenga un santuario, es entonces cuando eligen este sitio, que quizá date de 1550
.
La zona arqueológica mal llamada de San Pedro de los Pinos
no muestra vestigios de ocupación habitacional prehispánica, “si la hubo, debió ser muy pequeña; quizá donde se construyó el Periférico, pues hacia ese rumbo encontramos algunos muros de adobe, material diferente al de los templos principales. Pero ya no lo sabremos con certeza, pues esos restos están perdidos por la construcción de esa vialidad.
Por desgracia, las investigaciones arqueológicas en la ciudad de México se desbocan al Templo Mayor, cuando existen o existieron estructuras y manifestaciones arquitectónicas importantes en otros puntos, pero no se conservan
, deplora Roberto Gallegos.
Las estructuras que ahora se aprecian, entre ellas un basamento grande, que da nombre al Centro Cultural La Pirámide, ubicado a unos metros, fueron construidas con piedras bola de río, volcánica y rojiza de Tenayuca, añade. “Mixcóatl adquiere relevancia en la religión azteca al grado de que le dedicaban una ceremonia de cacería, actividad que se realizaba en el sur, en los alrededores del cerro de Zacatépetl, donde hay una estructura relacionada con este lugar, pues de aquí salían los guerreros vestidos con el atuendo del dios, con arcos y flechas, a cazar venado y otras especies menores. Los edificios de este sitio son de los pocos que tenemos en la ciudad relacionados con una deidad del México antiguo.
Lugar de la nube de serpiente
“He estado muchos años encargado del sitio –prosigue Roberto Gallegos–, luchando para que se le revalore. Es importante que se le quite el nombre de San Pedro de los Pinos. Es Mixcoac (vocablo del náhuatl que significa ‘lugar de la nube de serpiente’, como lo indica, precisamente, el glifo del lugar que aparece en algunos mapas antiguos. El nombre también alude a la Vía Láctea, cuya vista nebulosa y serpentina en las noches despejadas, evocaba al dios Mixcóatl entre los mexicas).
“Cuando el antropólogo Román Piña Chan me nombró jefe de zonas arqueológicas del Distrito Federal en los años 60, debí rescatar algunos sitios, entre ellos éste, el cual no era lo que ahora se ve. Estaba totalmente abandonado, había una vecindad y los habitantes arrojaban aquí la basura. Después, cuando construyeron el Periférico, querían continuar por aquí la lateral, no lo permití, pues se habrían volado la mitad de la zona. Pero a finales de los años 70 continuaron, decidieron pasar el Periférico por arriba de las estructuras.
Hoy hemos rescatado Mixcoac y al menos las personas que viven en los alrededores deben saber a quién está dedicada la pirámide y de dónde toma su nombre. No es un sitio grande, pero ofrece una historia importante para el conocimiento global de nuestro México antiguo
, concluye el arqueólogo.