Reconocido por la venta de animales, hierbas medicinales, artículos exóticos, limpias y amuletos, el mercado de Sonora se encuentra desbordado por el comercio informal, que a últimas fechas ha invadido el área de estacionamientos y pasos y puentes peatonales aledaños, lo que representa una competencia desleal para los poco más de 400 locatarios.

Los comerciantes detallaron que las tres casetas de vigilancia que se habían instalado para dar mayor seguridad a los clientes son utilizados en la actualidad por los ambulantes como bodegas, lo cual es permitido por el personal de vía pública de la delegación Venustiano Carranza.

Aseguraron que con sus propios recursos rehabilitaron la fachada del inmueble, en la que pintaron su nombre, pues detrás de los plásticos y las sombrillas de los puestos ambulantes ya no se distinguía. “Ahora por lo menos la gente pasa y dice ‘ah, mira, ahí está el mercado de Sonora’”, refirió uno de los comerciantes.

Sin contar con datos oficiales, calcularon que alrededor de este centro de abasto y las calles aledañas se encuentran distribuidos unos 500 puestos de ambulantes, que se duplican cuando hay romerías, durante las fiestas patrias o en fin de año, entre otras temporadas.

Ya hay más informales que locatarios, lamentaron, y precisaron que los giros más afectados en el interior del mercado son los de recuerdos, material para fiestas y juguetes.

Durante un recorrido, se pudo observar que en el entorno de este centro de abasto las banquetas se encuentran saturadas de ambulantes y los estacionamientos prácticamente han desaparecido, salvo el frontal, donde los automovilistas se abren paso lentamente entre transeúntes, puestos y diablitos.

Los locatarios señalaron que de manera reiterada han enviado escritos a las autoridades delegacionales exponiendo esta situación, quienes les han respondido que de manera constante llevan a cabo procedimientos para contener el ambulantaje en la zona. Los quitan un día y al otro regresan, apuntaron.

A este problemática se suma el mal estado de las instalaciones, que poco a poco se han ido deteriorando ante la falta de mantenimiento. En anteriores administraciones, agregaron los locatarios, se iniciaron los trabajos para la renovación del cableado eléctrico, pero se frenaron por las propias autoridades, porque la empresa contratada no los estaba realizando de manera adecuada.

A medias también quedó el cambio de la techumbre del inmueble. Se acabó el presupuesto y dijeron que después harían el otro 50 por ciento, pero hasta la fecha no ha sucedido, refirieron.