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#QUELLUEVAMAÍZ EN LA MONTAÑA El 4 de febrero alrededor de dos mil familias de la Montaña de Guerrero afectadas por la tormenta Manuel y huracán Ingrid salieron a las calles para exigir a los gobiernos federal y estatal que garanticen el pleno derecho a la alimentación y cumplan con los compromisos adquiridos con los afectados. La situación en la Montaña es muy grave y “hoy nos encontramos en el umbral de la hambruna”, dijeron. DECLARATORIA DE LOS INTEGRANTES DEL CONSEJO DE COMUNIDADES Tlapa de Comonfort, Guerrero, México, 4 de febrero de 2014 La conjunción de la tormenta Manuel y el huracán Ingrid del pasado mes de septiembre, ha sido uno de los fenómenos meteorológicos que más daños ha ocasionado a los pueblos y las comunidades de varios estados del país, pero en particular a las de nuestro estado de Guerrero, ratificadas en la Declaratoria de Desastre Natural que el propio Ejecutivo Federal publicó el 23 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación, en donde se señaló la situación de emergencia en 56 municipios de Guerrero, incluyendo los 19 que integran la región de la Montaña. Los daños sufridos son de consecuencias insólitas, muchos de ellos de forma irreparable, como los 40 fallecimientos que han sido registrados tan sólo en la región de la Montaña y que, de acuerdo con la cifra de los fallecimientos a nivel nacional a causa del mismo fenómeno, las muertes de hombres, mujeres, niños y niñas hermanos indígenas de la región representarían casi una tercera parte del total nacional y prácticamente la mitad del número de decesos en el estado. Otra consecuencia incalculable fue que en muchas comunidades lo perdimos todo: viviendas, siembras, caminos e infraestructura de servicios elementales como atención médica, luz, agua y drenaje, ocasionando cientos de mujeres y hombres desplazados, quienes requerimos de una atención pronta e integral, en especial en Filo de Acatepec, El Tejocote, La Lucerna, Moyotepec, El Tepeyac y San Miguel Amoltepec, donde vivimos en precarios campamentos que hemos improvisado a las orillas de los caminos y que hasta la fecha prácticamente hemos sido ignorados por las autoridades federales, estatales y municipales. Los deslaves de los cerros ocasionaron el deslizamiento de grandes cantidades de piedras, lodo y agua que además de arrasar viviendas y caminos, también sepultaron cientos de parcelas con nuestra tradicional “milpa”, en donde estábamos por cosechar maíz, frijol y calabaza, alimentos que en estas fechas se vuelven fundamentales e indispensables para nuestro sostenimiento y sobrevivencia. Sin embargo, a pesar de que estamos en un grave riesgo de hambruna, sólo hemos recibido el abandono y desprecio de las autoridades, quienes han mostrado no sólo su insensibilidad a nuestra problemática, sino también una gran incapacidad para enfrentar la real amenaza de una crisis alimentaria que sufrimos. Otra grave consecuencia derivada de la combinación de los daños que nos aquejan es que nos hemos visto obligados a salir a buscar oportunidades laborales en otros campos, lo que se ve reflejado en el incremento registrado en los ya significativos y tradicionales flujos migratorios de las comunidades de la Montaña a campos agrícolas en el norte del país. Sin embargo, y a pesar de las graves condiciones que estamos enfrentando desde el pasado mes de septiembre, las mujeres y hombres integrantes de este Consejo nos hemos organizado, no solamente para exigir el respeto de nuestros derechos, sino que también hemos sido consecuentes y tolerantes con las autoridades competentes, en especial con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), con quienes se han tenido reuniones de planeación para la atención de emergencia, en las cuales una y otra vez nos han pedido propuestas de todo tipo: de alimentación, de vivienda, de caminos, de corte integral. Incluso hemos logrado establecer una alianza nacional con la Asociación Nacional de Empresas de Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), para garantizar no sólo la atención a la emergencia, sino también trascender y generar un cambio de tipo estructural en la forma en que estamos vinculados con nuestros procesos de producción, y hacer valer el derecho a la alimentación que tutelan los artículos 4º y 27 de la Constitución Política y diversos tratados internacionales que el Estado mexicano ha firmado. No obstante, y a pesar de los esfuerzos que hemos realizado por priorizar el diálogo y ser propositivos, lo que se refleja en la entrega a la misma Sedesol de una propuesta concreta de abastecimiento de granos, con perspectiva de derechos e interculturalidad, la respuesta de las autoridades sigue siendo la omisión, el desdeño, el abandono y el deslinde de sus obligaciones. Así buscan evadir sus responsabilidades al reiterar en distintas ocasiones que la gente de la Montaña vivimos con hambre y en la pobreza desde siempre, por lo que no podemos demandar nuestro derecho a la alimentación; así como, tampoco reconocen la insuficiencia y falta de eficiencia de los programas implementados en algunas de las comunidades. No se engañen autoridades estatales y federales. Si hoy estamos aquí es porque ustedes han cerrado todas las puertas y han desdeñado nuestras propuestas, algunas de las cuales ustedes mismos nos han solicitado presentar. El Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de Guerrero es un esfuerzo organizativo que surgió para dar voz a las comunidades, porque literalmente fuimos excluidas de los programas de atención inmediata y de reconstrucción. El Consejo lo integramos autoridades comunitarias, por lo tanto somos representantes directos de los pueblos y portavoz para con las autoridades municipales; por lo que contamos con la representatividad legal y real de las comunidades, lo que no puede decirse de autoridades electas como las municipales, que en la región tienen un grave déficit de representatividad. Así, nos organizamos en el Consejo para impulsar una mayor rendición de cuentas y más amplios espacios de participación ciudadana que permitan integrar a la discusión nuestra visión respecto a las necesidades que tenemos, con el objetivo de orientar y complementar las acciones del gobierno tras el paso de las tormentas. El Consejo exige que por lo menos el tres por ciento del fondo de atención de desastres que ha sido autorizado para el estado de Guerrero sea asignado, conforme a las acciones propuestas que han sido entregadas a la Sedesol desde el año pasado. Así nos han reconocido las mismas autoridades de los distintos niveles de gobierno desde la creación del Consejo, cuando el 23 de septiembre el Consejo sostuvimos una reunión con la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, además de que mantuvimos interlocución permanente con el subsecretario de Desarrollo Comunitario y Participación Social de esa dependencia federal, Javier Guerrero García y con los equipos operativos de Sedesol en el estado, durante todo el año pasado. Finalmente, este Consejo quiere agradecer al pueblo de México y de otras naciones quienes nos han brindado su ayuda solidaria durante todo el proceso de emergencia. Sin duda su ayuda ha sido vital para que nuestra problemática no se agrave más. Reciban desde estas tierras nuestro aprecio y reconocimiento. También va todo nuestro reconocimiento a las hermanas y hermanos de la ANEC, porque continúan junto a nosotros y nosotras apoyando y proponiendo salidas a la situación que vivimos. Gracias. Porque queremos que llueva Maíz en la Montaña de Guerrero. CONSEJO DE COMUNIDADES AFECTADAS EN LA REGIÓN DE LA MONTAÑA
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