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Aunque están libres, tienen en su contra órdenes de captura

Piden amparo dos acusados de la matanza en Viejo Velasco

Señalan que los verdaderos culpables han sido protegidos por el gobierno

Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 1º de febrero de 2014, p. 15

Palenque, Chis. 31 de enero

Antonio Álvarez López y Juan Peñate Díaz, del ejido Nuevo Tila, municipio de Ocosingo, sobre quienes pesan órdenes de aprehensión por la masacre de Viejo Velasco en 2006, solicitaron un amparo. Ellos ayudaron a las víctimas. Los atacantes provenían de la comunidad lacandona, y animados por las autoridades decidieron expulsar a las familias de Viejo Velasco, argumentando que eran tierras suyas desde que el gobierno entregó a los lacandones 614 mil hectáreas de la selva en 1971.

El día de los hechos, 13 de noviembre de 2006, Álvarez López se encontraba desde primera hora trabajando en su milpa, en Nuevo Tila. Llegó mi compadre, me dijo que regresara porque nos van a masacrar, que atacaron Viejo Velasco los comuneros de Nueva Palestina, Frontera Corozal y Lacanjá Chansayab (la denominada por el gobierno comunidad lacandona).

Antes de llegar a Nuevo Tila encontré a mi esposa con todos mis hijos, diciendo que tenemos que huir. Antonio intentó tranquilizarla, pero ellos permanecieron en un paraje. “Al llegar a mi poblado, ya estaban los demás habitantes con algunos sobrevivientes que venían huyendo. Ellos contaban que llegaron los ‘comuneros’ con armas de fuego, entre escopetas y alto calibre. Que la mayoría iban con uniformes de la Secretaría de Seguridad Pública y de militar. Que eran más de 300. Luego nos enteramos de los muertos y desaparecidos”. En efecto, siete personas fueron asesinadas, y dos más nunca aparecieron.

En Nuevo Tila nos organizamos para ir a ver los cuerpos, pero antes esperamos la llegada de una comisión de organizaciones de derechos humanos. Y nos fuimos a Viejo Velasco. Encontramos tirada bien muerta en su casa a María Núñez, cuando de repente un helicóptero nos empezó a perseguir y otro aterrizó mientras el primero sobrevolaba. Diego Arcos Meneses no escapó porque estaba con su esposa y su nieto pequeño. La seguridad pública lo obligó a ayudarles a trasladar el cadáver a la aeronave. Y también se lo llevaron.

En Palenque lo golpearon y torturaron diciéndole que él fue quien llegó a matar. Lo encarcelaron y estuvo arraigado tres meses en Chiapa de Corzo. Luego lo recluyeron un año en el penal de Playas de Catazajá, acusado de un delito que no cometió, delito que también a nosotros, los quejosos de amparo, nos tratan de vincular.

Las autoridades no han investigado ni resuelto el crimen, pero hace siete años que fueron giradas las órdenes de aprehensión contra cuatro pobladores de Nuevo Tila. Dice Antonio: “Desde entonces estamos amenazados que donde nos vean nos van a detener y entregar a las autoridades. El miedo nos tiene privados de la libertad en nuestra propia comunidad. Soy inocente, me han fabricado falsos delitos de homicidio calificado y delincuencia organizada. Saben que pertenezco a la organización Xi’Nich, lo mismo que los masacrados y desaparecidos. También nos acusan porque hemos estado muy activos en la defensa de nuestras tierras. Hasta hoy, los verdaderos culpables gozan de libertad protegidos por el gobierno”.

Juan Peñate refiere que ese día él y su familia se dedicaron a atender a las familias de Viejo Velasco: Soy inocente, no tengo las manos manchadas de sangre de mis hermanos. Son testigos, añade, mi esposa y mi comunidad. Según los sobrevivientes llegaron los comuneros acompañados de policía y Ejército, y amenazaban que iban a venir también a Nuevo Tila, pero eso no ocurrió.