Lucha por el agua
n una movilización que ya podría considerarse histórica, la tribu yaqui de Sonora mantiene el bloqueo de la carretera internacional a la altura de Vícam, en rechazo a la construcción del Acueducto Independencia, obra con la que el gobernador Guillermo Padrés pretende arrebatarles su agua para entregársela a los empresarios de Hermosillo.
Son ya ocho meses ininterrumpidos desde que los yaquis decidieron plantarse en la carretera para impedir intermitentemente el paso vehicular, acción que fue fortalecida esta semana debido a la falta de cumplimiento gubernamental del convenio que reconoce a los yaquis como interlocutores; valida el tratado firmado en 1940 –que reconoce tierras y aguas de la tribu–; señala que el gobierno federal tomará en sus manos la operación del Acueducto Independencia para controlar los volúmenes de agua extraída e indemnizará a los yaquis por los daños causados. Sólo así, advierten los representantes de la tribu, levantarán una protesta que en estos meses los ha ayudado a fortalecer su organización.
El bloqueo, seguido en su inicio por todos los medios de comunicación, se inició el 28 de mayo de 2013 en Ciudad Obregón y continuó el 8 de junio en la vía internacional. En todo este tiempo, además de no cejar en su resistencia, se han unificado las tropas yaquis y las autoridades de los ocho pueblos están involucradas en la defensa del agua del río Yaqui.
La maniobra más reciente del gobierno, señalan desde Vícam, los ha hecho volver a desconfiar, pues se firmó un acuerdo entre el gobierno de Sonora y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para la operación del acueducto sin la notificación a la tribu. En ese acuerdo se agrega a la ciudad de Hermosillo como usuaria de la cuenca del río, lo que pasó por encima de las disposiciones legales.
Las autoridades tradicionales, además de hacer un extrañamiento, advirtieron que pueden invalidar el convenio firmado, pues, dicen, no sería la primera vez en la historia que el gobierno mexicano intente engañarlos.
El gobernador Padrés ha reiterado que el agua que se necesita en Hermosillo es para el consumo humano, sin embargo, los yaquis han demostrado que la requieren para abastecer a la industria de la construcción, automotriz y aeroespacial, motivo suficiente para la suspensión de la obra.
Por lo pronto, los pueblos continúan la consulta en la que decidirán si quieren o no la construcción de un acueducto de una longitud de 175 kilómetros que prevé llevar anualmente 75 millones de metros cúbicos de agua de un territorio que ya padece sed.