Por los delitos de robo agravado calificado en pandilla, daño en propiedad ajena y allanamiento de morada, 58 personas fueron puestas a disposición del juez penal del Reclusorio Oriente, debido a su presunta participación en el intento de desalojo de 43 familias que habitan el edificio Gaona, ubicado en el número 80 del Eje 1 Oriente-Bucareli, en el Centro.

En tanto, de los 13 menores de 18 años que estaban en la en la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes, quedaron bajo custodia de sus familiares porque las infracciones que les imputaron no son consideradas graves en la Ley de Justicia para Adolescentes.

La noche del pasado martes, un grupo de 200 golpeadores se presentaron en el inmueble referido para sacar a los moradores sin ninguna orden de desalojo ni actuario que los acompañara. Dijeron haber sido contratados por un sujeto de nombre “Jorge Ricardo Ramírez, conocido con el alias de El Gordo” para la recuperación del predio.

Sin embargo, granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal detuvieron a 73 personas, de los cuales dos fueron liberados por falta de pruebas y al resto se le consignó ante el juez penal, una vez que el Ministerio Público de la Agencia Especial de Investigación número 50 concluyó la indagatoria, por medio de la cual se tomaron declaraciones de los denunciantes, testigos y se hicieron los dictámenes correspondientes.

De acuerdo con el expediente de consignación, a 12 personas se les acusó de robo agravado calificado en pandilla y daño a la propiedad, mientras que contra 46 se ejerció acción penal por su probable participación en el delitos de allanamiento de morada y daño a la propiedad.

Los vecinos afectados señalaron que ante las diferencias que surgieron entre los descendientes del famoso torero Rodolfo Gaona Jímenez, quien murió intestado, sus nietos se han ostentado como dueños sin acreditar la propiedad.

Incluso, dijeron que Fernando Gaona –nieto del torero– acordó con los inquilinos de mayor antigüedad cuidar el inmueble de invasiones y mantenerlo, por lo que, a cambio, ellos seguirían viviendo ahí y en caso de alguna venta serían los primeros candidatos para comprarlo.