Opinión
Ver día anteriorJueves 30 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

¡Sí, como no!

¿Izquierda unificada?

En busca de culpables

¡Q

ué fácil! La izquierda debe unificarse.

La sentencia de algunos de los más importantes fundadores del PRD, más que cargada de buenas intenciones, parece llena de ingenuidad o de la peor de las malas leches.

Vamos a explicarnos: Uno de los argumentos usados para levantar el llamado a la unidad es aquello de cambiar al país, y parece algo ingenuo si tomamos en cuenta que fue el Partido de la Revolución Democrática, concretamente el PRD de los chuchos, el que, se diga lo que se diga, sirvió al PRI para que se aprobaran las reformas a la política energética, y con ello cambiar a México.

¿Desde qué plataforma vamos a mirar el trabajo de un grupo de militantes de ese partido que se ha empeñado en estar lo más cerca posible de la derecha, que ha acordado con la derecha y que apoya una vez al PAN, otra al PRI y la que viene a quien sea, con tal de mantener los privilegios que le supone seguir manejando la presidencia de ese organismo?

No hay mucho para dónde mirar, y para la izquierda, desde luego no. Por eso, los fundadores debieron haber sido más puntuales al hablar de la unidad, o esperan que la militancia perredista vaya, a partir de su convocatoria, en apoyo de los mismos que hemos descrito antes, quienes precisamente buscan cubrir con esa unidad años y años de trabajos chuecos y traiciones. ¿Será que esa unidad quiere decir impunidad y olvido? Si eso es lo que se busca ahora, nos parece que será muy difícil poner de acuerdo a una militancia que espera, en serio, un cambio radical en esa organización.

Entonces, parece muy ingenuo pretender que ese partido político pueda seguir representando a la izquierda, mientras quienes lo dirigen busquen prolongar su dominio, mediante la imposición de otro dirigente de la misma idea, del mismo signo. Así, hablar de unidad es ir al encuentro de un horizonte diferente al que hoy se vive. Es, necesariamente, la erradicación de los males que hoy tienen en crisis a esa organización, porque la reunión que se dio el pasado martes es, de todas formas, el reconocimiento de la grave crisis por la que atraviesa el PRD, la que no podrá cesar sin un cambio de fondo, total.

Allí estaba Cuauhtémoc Cárdenas –en la convocatoria a la unidad–, quien para muchos perredistas significa la tablita de salvación de la bandera amarilla, pero que no acepta presidir al partido que fundó, pese a la gravedad del momento.

Pero, además, ese llamado puede estar, como ya dijimos, cargado de mala leche. Y es que lo más fácil será decir que Andrés Manuel López Obrador desoyó los llamados a unirse a ese instrumento de la derecha en que se ha convertido el PRD. Y sí, será muy fácil culpar al ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, desde algunos medios, y desde luego de esos que buscan seguir ordeñando a ese partido, de ser contrario a las complicidades que se proponen, disfrazadas de unidad.

Así pues, ningún escenario mejor para Nueva Izquierda que poder culpar a López Obrador de una posible derrota. Sí, cuando menos estos señores, los que hoy tienen en sus manos al PRD, ya tienen al culpable del triunfo de la derecha. ¿Será que los fundadores no están claros en eso?

¿Verdad que Solalinde tiene razón?

De pasadita

Aunque hay muchas cosas inexplicables que suceden en esta ciudad, hay algunas que ponen al descubierto lo que en un primer momento no parece razonable. Ahora resulta que desde el priísmo se ha emprendido una estrategia para tratar de recuperar el Distrito Federal, para lo que no se van a utilizar, por el momento, ni buenos argumentos ni mucho dinero. Se trata nada más de desprestigiar el trabajo de Miguel Ángel Mancera en su conjunto, con todo y diputados, senadores, funcionarios y lo que se junte. Ya lo veremos.