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El prodigioso violinista alemán se presentó en el Auditorio Nacional

Paganini, Liszt y Chopin, los primeros rockstars del mundo: David Garret
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Con apariencia desaliñada, pero auténtica, mostró que lo esencial es la músicaFoto José Jorge Carreón/ Ocesa
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de enero de 2014, p. a10

El violinista alemán David Garret es tan rápido al tocar su instrumento que parece fácil, pero las apariencias engañan, sobre todo cuando irrumpió entre el público en el Auditorio Nacional la noche del pasado martes, al comenzar su concierto con la poderosa Eye of the Tiger, que hizo recordar a Rocky, el pugilista interpretado por Silvester Stalone.

Tiene el universo musical de su lado y puede tocar clásicos, como Paganini o Vivaldi, o contemporáneos como Coldplay. La vida es una y hay que llevarla con armonía.

El foro de Reforma estuvo lleno, con un público que gusta de la música a través de un violín. Muchas damas gritaron piropos al güero, que lució su pelo largo con una colita de caballo a lo Kurt Cobain. La apariencia, desaliñada, pero auténtica. Lo esencial es la música.

Es considerado un prodigio y esta fue su primera presentación en México; es, según la crítica, el artista clásico más exitoso de los tiempos recientes. En 2008 obtuvo el récord Guinness como el violinista más rápido del mundo.

Su sello distintivo es la fusión del rock y el pop con la música clásica. De sus discos destacan Encore, Classic Romance, Legacy y Rock Symphonies; su repertorio incluye temas de su más reciente aventura en el estudio: la producción titulada Music (2012).

Garrett dará vida al virtuoso italiano Niccolò Paganini en la película The Devil’s Violinist e incluye en el álbum Music sus personales versiones de canciones emblemáticas del pop (que tocó en el Auditorio Nacional) como Viva la vida (de Coldplay), Human Nature, de Michael Jackson, o Cry Me a River (de Justin Timberlake), y de piezas legendarias del rock como We Will Rock You (de Queen), que fue la segunda pieza que interpretó. Además, incluye el famoso tema brasileño Tico tico –que hizo bailar al respetable– y varias adaptaciones de obras de Bach, Beethoven, Chopin y Clementi.

Con su estatus de estrella internacional, Garrett (cuyos ídolos van de Jimi Hendrix y Jimmy Page a sus maestros Itzhak Perlman e Ida Haendel) ha inyectado nueva vida al género clásico. Tuvo su primer violín a los 4 años de edad y su primera actuación con la Filarmónica de Hamburgo a los 10.

Nunca ha querido etiquetar la música: “Para mí, los Paganini, Liszt y Chopin del Siglo XIX fueron los primeros rockstars del mundo. Bach hizo arreglos de obras de Vivaldi y Mozart lo hizo con marchas turcas. Beethoven quería encantar a las masas también, empleando recursos musicales para ese fin. Grandes compositores siempre han incorporado elementos que fueron populares en su tiempo y no hay nada que reprocharles. Por el contrario”, considera.

Con filin porteño

Un momento emotivo fue cuando interpretó el tango Por una cabeza, donde el telonero de la noche, el acordeonista Martynas, le echó filin porteño.

El público hizo su show al calor de las notas de Hey Jude, de The Beatles, pues obedeciendo a Garrett prendieron sus celulares, que en miles fue como ver en la noche una ciudad desde un avión. El público estaba entregado al arte del violinista, quien en el encore final se reventó Smooth Criminal.