Figueras y Cadaqués lo recuerdan con flores y nuevas iniciativas en su honor
En 2015 se abrirá El corral de Gala, espacio cultural dedicado al pintor surrealista
Realizan una visita guiada por el teatro museo del artista en su ciudad natal
Viernes 24 de enero de 2014, p. 5
Madrid/Barcelona, 23 de enero.
A 25 años de su muerte, España recuerda hoy a Salvador Dalí como uno de sus más destacados y polémicos pintores con obras de vigencia por su valor artístico y por las controversias que provocan.
Figueras y Cadaqués, las localidades de Cataluña (noreste de España) en las que Dalí nació y vivió la mayor parte de su vida, recordaron hoy al artista con ofrendas florales y el anuncio de nuevas iniciativas en su honor.
El ayuntamiento de Cadaqués, donde Dalí vivió muchos años, abrirá en 2015 El corral de Gala, un espacio cultural dedicado al pintor que se ubicará en un edificio que regaló a su musa y mujer a mediados de los años 50 del siglo pasado y en el que ésta se refugió durante 10 años.
Ese nuevo centro dedicado al universo del artista se sumará al llamado triángulo daliniano, que conforman el Teatro Museo de Figueras, el Castillo de Púbol y la Casa de Portlligat, los tres dependientes de la Fundación Gala-Salvador Dalí.
En Figueras, la localidad en la que el pintor nació en 1904, se realizó hoy una visita institucional guiada por el Teatro Museo, que terminó con una ofrenda floral junto a la tumba del creador surrealista.
Dalí tenía 84 años y formaba ya parte de la historia universal cuando la mañana del 23 de enero de 1989 murió en el hospital de la ciudad de Figueras, tras varios días de agonía, debido a una insuficiencia cardíaca aguda que se le había agravado con una pulmonía que, a su vez, le provocó una inflamación pulmonar.
El legado del notable artista se mantiene desde entonces en España en la Fundación Gala-Salvador Dalí, que él mismo impulsó.
Artífice del surrealismo que subvertía la realidad
El aniversario luctuoso de Salvador Dalí fue precedido por una retrospectiva que en 2013 motivó 732 mil 339 visitantes en el Museo Reina Sofía, para convertirse en la exposición más visitada de Madrid.
La muestra en ese recinto madrileño se propuso revalorizar al pintor como pensador, escritor y creador a partir de su método paranoico-crítico, mediante una selección de más de 200 pinturas, esculturas y dibujos.
Esa línea atribuye al artista un papel mayor en el siglo XX que el usualmente reconocido como artífice del movimiento surrealista, célebre por su transformación y subversión de la realidad.
En términos internacionales ese mismo año otra muestra en el Centro Pompidou de París fue vista por más de 790 mil visitantes, para ubicarse como la segunda en la historia del museo, detrás de otra del propio Dalí que en 1979 tuvo una afluencia de 840 mil 662 personas.
Creador de inolvidables paisajes oníricos
En Figueras, el pueblo natal de Salvador Dalí, en la comunidad autónoma de Cataluña, en 2013 los museos de la Fundación Gala-Salvador Dalí recibieron más de un millón 580 mil visitantes.
El pintor de paisajes oníricos murió escuchando la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner, y probablemente pensando en Gala, su esposa-musa, fallecida siete años antes, lo que para muchos significó un golpe mortal.
Como última voluntad y en el contexto de su habitual excentricidad, el pintor pidió que le taparan el rostro para dejar en sus conocidos los recuerdos de las mejores etapas de su vida, disposición del artista que no fue cumplida.
La polémica le siguió hasta en su funeral en su pueblo natal, pues según su mayordomo, Salvador Dalí quería ser enterrado junto a Gala en un castillo de su propiedad, donde había ordenado la construcción de dos tumbas.
Sin embargo, el alcalde de la ciudad de Figueras manifestó que poco antes de morir, Dalí le pidió ser sepultado en Torre Galatea, a unos 30 kilómetros de donde fue enterrada su musa.
Amado por unos y repudiado por otros, tanto por la irreverencia de su vasta producción artística como por sus posiciones favorables al dictador Francisco Franco, Salvador Dalí vivió como su obra, fiel a la aseveración que el pintor una vez pronunció: Yo soy el surrealismo
.