Frecuencia de condiciones tope podría duplicarse, de una vez cada 20 años a una cada 10
La relación había desafiado a los investigadores por más de 20 años
Estudios basados en el análisis de 20 modelos de computadora del clima global establecieron un vínculo estadísticamente significativo
Entre 1997-98 el fenómeno causó la muerte hasta de 23 mil personas en el planeta
Martes 21 de enero de 2014, p. 2
Versiones extremas del fenómeno climático El Niño –que puede ocasionar lluvias torrenciales e inundaciones en una parte del mundo y sequía catastrófica junto con incendios forestales en otra– podrían duplicarse en frecuencia en los próximos 100 años a causa del calentamiento global, descubrió un estudio.
Por primera vez, científicos han detectado un posible vínculo entre las crecientes temperaturas globales y las versiones más extremas de El Niño, en el que las pautas de lluvias en el Pacífico varían en forma dramática respecto de su gama normal.
Los investigadores creen que la frecuencia de condiciones extremas podría duplicarse, de una vez cada 20 años a una cada 10. La ocasión más reciente en que El Niño alcanzó esa forma extrema fue en 1997-98, cuando causó la muerte hasta de 23 mil personas en todo el planeta y daños estimados entre 36 mil y 46 mil millones de dólares.
El Niño, cuyo nombre alude al Niño Jesús, porque fue notado por primera vez por pescadores peruanos en Navidad, causa lluvia intensa en el Pacífico ecuatorial oriental, donde normalmente prevalecen condiciones de frío seco, e intensa sequía en las regiones ecuatoriales occidentales del Pacífico, incluida Australia.
Hasta ahora los científicos del clima no había logrado determinar ninguna asociación entre la magnitud y frecuencia de El Niño y las crecientes temperaturas globales. “La cuestión de cómo el calentamiento global puede variar la frecuencia del fenómeno El Niño ha desafiado a los científicos durante más de 20 años”, comentó Mike McPhaden, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, coautor del estudio.
Sin embargo, hallazgos basados en el análisis de 20 diferentes modelos de computadora del clima global han descubierto ahora un vínculo estadísticamente significativo entre las temperaturas globales y El Niño.
“Durante un evento extremo de El Niño, países en el Pacífico occidental, como Australia e Indonesia, experimentaron devastadoras sequías e incendios desaforados, mientras en la región ecuatorial oriental de Ecuador y el norte de Perú ocurrieron inundaciones desastrosas”, señaló el doctor Wenju Cai, de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Comunidad Británica, en Australia, y autor principal del estudio, publicado en la revista Nature Climate Change.
Nuestra investigación, basada en 20 modelos del clima, encontró una duplicación de eventos desde el presente hasta el próximo siglo en respuesta al calentamiento global
, afirmó.
Un cambio en la dirección de las corrientes oceánicas en el Pacífico ecuatorial es un rasgo que identifica a El Niño, en el cual los cambios en la superficie marina están íntimamente vinculados a las variaciones en las pautas de los vientos y la distribución de lluvias. Los eventos extremos se desarrollan en forma diferente del fenómeno normal de El Niño, que primero aparece en forma de cambios en el Pacífico oriental. Los eventos extremos ocurren cuando las temperaturas de la superficie del océano exceden 28 grados centígrados en las aguas normalmente frías del Pacífico ecuatorial oriental, donde el clima por lo regular es seco.
Los eventos extremos ocurrieron en 1982-83 y 1997-98, y causaron una reorganización masiva de las pautas de lluvia globales. En 1982, por ejemplo, una onda cálida en Australia condujo a incendios en matas y arbustos en los que perecieron 75 personas, en tanto El Niño de 1997-98 causó lluvias torrenciales e inundaciones en Estados Unidos.
Los 20 modelos de computadora del clima global utilizados en el estudio simularon la forma en que el fenómeno El Niño puede aumentar su frecuencia a medida que las temperaturas globales se elevan, por lo que es más probable que las temperaturas de la superficie oceánica lleguen a 28 grados en el Pacífico oriental.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya