El objetivo, que las autoridades apliquen procesos de prevención y acción
En el programa participan las universidades de Stanford y California Riverside
Lunes 20 de enero de 2014, p. 36
Las estrategias de obtención y difusión de datos sobre el origen y consecuencias de los terremotos son fundamentales, sobre todo en zonas altamente sísmicas como México. Ello para que las autoridades de Protección Civil instrumenten procesos de prevención y acción ante posibles tragedias generadas por esos fenómenos.
Por ello, científicos de varias instituciones académicas, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), implementan la Red Atrapa Sismos (RAS), la cual consiste en colocar sensores que detectan movimientos telúricos al puerto USB de computadoras con conexión a Internet, pertenecientes a dependencias públicas y privadas, con el propósito de identificar las vibraciones del suelo durante un temblor.
Gracias a ello los especialistas podrán obtener y difundir información sobre el origen (epicentro y magnitud) y consecuencias de un sismo (mapas de intensidad) en un tiempo corto, aproximadamente 10 segundos después de ocurrido, explicó Allen Husker, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM y coordinador de ese proyecto.
Se trata de un programa en el que esa casa de estudios colabora con las universidades de Stanford y California Riverside, que pretende convertirse en la red más amplia a escala mundial, al conectarse a cientos de computadoras de entidades públicas y privadas, las cuales puedan estar encendidas el mayor tiempo posible, preferentemente las 24 horas, y estén conectadas a Internet, con la participación de voluntarios que el grupo de investigadores denomina ciudadanos científicos
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Husker explicó que la RAS, que ya opera en el Distrito Federal y la costa del Pacífico, en particular en Guerrero y Oaxaca, es capaz de detectar las ondas provocadas por movimientos telúricos de alto riesgo en periodos cortos.
En México lo estamos enfocando a la costa del Pacífico, que es una zona sísmica, pero también lo hemos instrumentado en la capital del país, pues se trata de un lugar particular, debido a que tiene uno de los efectos de sitio más fuertes del mundo, ya que hay espacios en los que el suelo es blando porque se hay asentamientos humanos en lo que fue el antiguo lago, generando que los sismos se sientan más intensos.
El investigador explicó que en el Distrito Federal el suelo blando es diversificado, pues en zonas como el centro y oriente la intensidad de los temblores es mucho mayor que en los sitios rocosos del sur, donde éstos se sienten menos. Por ello, uno de los proyectos en los que se ha comenzado a trabajar es en colocar sensores por gran parte de la ciudad de México, para identificar la diferencia en esas zonas, gracias a lo cual, justo después de un sismo, podremos hacer mapas de intensidades. Con ello las autoridades de Protección Civil analizarán y podrán enviar sus recursos y apoyo a uno u otro lugares
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Las personas que deseen colaborar con este proyecto deben ingresar a la página electrónica www.ras.unam.mx para descargar y ejecutar un software, conectar un acelerómetro externo al puerto USB de su computadora, orientar el dispositivo hacia el norte y fijarlo al suelo para evitar que se mueva durante el temblor.
Los datos generados permiten crear mapas, en los que se determinan las zonas donde la amplificación sísmica fue mayor, información de vital importancia para los trabajos inmediatos de rescates después de un movimiento telúrico. Trabajan en segundo plano sin afectar la labor que pudieran realizar los usuarios de las PC o de las propias dependencias involucradas.
Con este proyecto la UNAM se suma a la Red Mundial Atrapa Sismos (Quake Catcher Network), impulsada por la Universidad de Stanford, lo que pone a la institución a la vanguardia en el uso tecnologías con beneficios directos para la sociedad.
México cuenta con el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires), que tiene 16 acelerógrafos localizados a lo largo de la costa de Guerrero. Sin embargo, esta red está limitada a esa entidad, que si bien tiene un riesgo alto, no se descarta que un evento de gran magnitud pudiera ocurrir fuera del área de detección. De ahí la importancia de la nueva red.
Por ejemplo, dijo, al ocurrir un temblor en la costa guerrerense tenemos poco más de un minuto para que las ondas lleguen a la ciudad de México, tiempo suficiente para cerrar el gas, apagar la luz y desalojar los edificios
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Actualmente, esa red internacional cuenta con tres servidores generales en todo el mundo: uno en México (el de la UNAM), otro en Stanford y uno más en Taiwán.
El académico informó que al de la UNAM hay conectados más de 200 sensores en el orbe, de los cuales más de 100 son de México. Indicó que para obtener mayor información se puede ingresar a la página del RAS.