Para mirar la milpa y sus diversidades
Iván Hernández Baltazar Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam)
FOTO: Iván Hernández Baltazár |
México se distingue por su diversidad geográfica, biológica y cultural, mosaico en donde la interacción del hombre con su entorno ha dado origen a numerosos cultivos; muchos de ellos, como parte de su propia domesticación, fueron integrados a una forma de cultivo diversificada que hoy reconocemos en la milpa.
Actualmente, en diferentes regiones, sobre todo en los territorios indígenas, se ha identificado la coexistencia de más de 50 especies vegetales, y destaca la variación en cuanto a razas de maíz y tipos de frijol y calabaza, que coexisten con plantas de las que se obtienen alimentos y especies silvestres a las que se les atribuyen distintos usos.
En las parcelas de las milpas y huertas que configuran el paisaje de comunidades campesinas, se distinguen plantas que difieren en su forma de crecimiento: las hay de tallo subterráneo, herbáceas anuales y perennes, así como formas arbustivas y arbóreas. Cada especie capta de forma diferenciada recursos indispensables como luz, agua y nutrientes del suelo, características que facilitan la presencia de alta biodiversidad.
La milpa es diversa desde su inicio, ya que en su largo proceso de diversificación se han domesticado plantas y adaptado técnicas de cultivo para facilitar la coexistencia múltiple e incluso simbiótica entre plantas, por ello la diversidad en la milpa es una de sus características distintivas y señaladas como uno de los mayores logros de las culturas mesoamericanas, siendo sus descendientes actuales quienes dan continuidad al proceso de diversificación biológica ligada a su reproducción cultural.
La diversidad distintiva de la milpa por su riqueza en especies mantiene una distribución heterogénea en tiempo y espacio, lo cual se hace evidente si sólo consideramos las especies de una parcela en un determinado momento, ya que éstas representan una parte del total de especies que alberga la milpa, pues la mayor riqueza de especies se obtiene de la suma de éstas, las cuales ocurren en periodos distintos y pueden variar en función de factores como la estación de año, periodos de descanso de las parcelas y prácticas culturales que cada campesino da a su parcela.
Los cambios más radicales en la riqueza y abundancia de especies ocurren con la temporada de lluvia, debido a que con su inicio se detona la sucesión de una multitud de plantas herbáceas de las que se consumen sus tallos tiernos; en cuanto al maíz, las prácticas culturales están estrechamente ligadas al aprovechamiento máximo de la precipitación, por ello se realizan siembras escalonadas ocupando distintas razas. Dicha diferenciación temporal se da entre las razas más tardías -de entre seis y nueve meses-, sembradas previamente o al inicio de la temporada, y las variedades más precoces, de entre dos y tres meses, que son sembradas después. En regiones tropicales la posibilidad de sembrar dos ciclos implica la selección de variedades adaptadas para el temporal y otras con el potencial de aprovechar mejor la humedad residual para el ciclo de invierno.
Una parte importante de la diversidad total ocurre en los acahuales, es decir, en las parcelas en las que hay vegetación porque se han dejado de sembrar por uno a varios años. En dichos periodos tiene lugar la sucesión natural y con ella la regeneración de especies silvestres que paulatinamente conlleva la recuperación de la fertilidad; dependiendo del tiempo de descanso, crecen especies herbáceas, muchas de ellas medicinales, y arbustos. En los periodos más largos crece vegetación madura. Como resultado de las prácticas culturales, la distribución de los cultivos cambia entre parcelas, ello debido a que cada familla hace una selección de las semillas que desea incorporar a su milpa para el siguiente año, o incorpora en la parcela prácticas que fomentan o toleran el desarrollo de determinadas especies. Así, en una comunidad cada familia aporta variación específica.
Finalmente, es importante destacar que es en el territorio que ocupan las comunidades y los ejidos indígenas donde se llevan acabo las prácticas de cultivo, selección de semillas, trasmisión de conocimientos y reproducción de la cultura, elementos indispensables para la continuidad de los procesos de diversificación de la milpa y la cultura.
Una milpa en la universidad autónoma
de la ciudad de méxico
Colectivo de la UACMilpa
Al suroriente de la Ciudad de México, en los linderos entre Iztapalapa y Tláhuac, tierra de humedales y pueblos de tradición campesina, se encuentra el plantel San Lorenzo Tezonco de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Nacida de las luchas vecinales de Santa Marta Acatitla por clausurar definitivamente un centro penitenciario de oscura memoria y por la apertura de una prepa popular; hija simultáneamente del movimiento estudiantil de 1999-2000 y de las conquistas del pueblo capitalino sobre sus derechos políticos, esta joven universidad experimentó durante los últimos tres meses de 2012 su primera convulsión política seria.
En el otoño de 2012, la mezquindad de la clase política mexicana intentó apuntalar a una administración corrupta e incapaz en la rectoría de la universidad obligando a los estudiantes a mantener una huelga por más de cien días. El movimiento estalló ante un fraude electoral en torno al consejo universitario, máximo órgano de gobierno de la institución, pero el trasfondo que animó a miles de universitarios en esta lucha fue la defensa de un modelo de universidad pública que navega a contrapelo del dogma neoliberal que mercantiliza a la educación y sus propósitos.
La lucha estudiantil uacemita triunfó como pocos movimientos lo han conseguido en las dos décadas recientes en nuestro país y la comunidad de la UACM se ha consolidado finalmente. En el plantel de San Lorenzo Tezonco nacieron durante el año pasado colectivos y proyectos estudiantiles casi cada semana. A mediados de febrero del 2012 un grupo de estudiantes, críticos de la educación exclusivamente teórica y de aula, decidió aprender por medio de la práctica las sabidurías de las culturas campesinas que estudian en los textos históricos y antropológicos.
El colectivo buscó primero un terreno apto para el cultivo dentro del predio de este plantel que no ha terminado de construirse. El entusiasmo por el proyecto tendía a diluirse en medio de las labores académicas cotidianas, y a mediados de abril, cuando pensábamos que el calendario agrícola nos había rebasado, un pequeño grupo de campesinos tlahuaquenses, experimentados luchadores y firmes opositores al despojo que implicó la terminal de la línea dorada del metro en Tlaltenco, rescató el empeño. “En Tláhuac algunos siembran a mediados de mayo y a veces hasta junio, están a tiempo”, dijeron.
La primera tarea fue preparar el terreno. Al primer día de labor acudieron solidariamente compañeros de Cuajimalpa que a su vez invitaron a jóvenes pertenecientes a diversos colectivos de la ciudad. El terreno cultivable creció hasta alcanzar dos mil metros. A mediados de mayo, el día de la siembra acudieron puntuales los maestros campesinos de Tláhuac a impartir la lección en la universidad, llevaron consigo las coas y las semillas criollas de la región. En la UACMilpa, como fue nombrado ese día el trabajo, se sembró la triada mesoamericana: maíz, frijol y calabaza.
Durante los meses siguientes el colectivo encontró oportunidades para retribuir el tequio y para estrechar los vínculos también con comunidades de Milpa Alta y Xochimilco. En el mes de octubre, al inicio de la cosecha, el plantel auspició un modesto encuentro académico cultural que amplificó el diálogo de saberes y la búsqueda de alternativas de construcción social desde dentro y desde fuera de la universidad. A la convocatoria asistieron miembros de la comunidad universitaria y vecinos de la ciudad interesados en la milpa, campesinos del Totonacapan, acompañantes de organizaciones rurales, algunos especialistas, músicos solidarios y maestros campesinos de los pueblos.
Este año la UACMilpa se prepara para su segundo ciclo en medio de un esfuerzo colectivo más amplio que ha dado en llamarse Círculo de Saberes y Conocimientos Tradicionales. A lo largo del calendario agrícola se experimentó un diálogo diverso de ideas universitarias y supra universitarias, que van desde el cuestionamiento a la incapacidad de una ciudad como la nuestra para subsistir alimentariamente de forma autónoma, hasta la crítica al modelo de desarrollo nacional extractivista e importador, que obedece a un orden mundial injusto y que nos condena a la dependencia. Han sido pues muchas las temáticas que la milpa como herramienta cognitiva catalizadora nos ha abierto en el trabajo cotidiano dentro de ella. En la UACM decimos que al hacer milpa sembramos universidad y cosechamos autonomía. |
|
El 2 de enero de 2014, alrededor de 200 campesinos del Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDCCh), de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) y del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC) bloquearon el Puente Internacional Córdova de las Américas, en Ciudad Juárez, Chihuahua, en rechazo a los 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y a las políticas anticampesinas implementadas por el gobierno mexicano desde hace más de 30 años, que han llevado al campo a la ruina. |
#20AÑOSDETLCANSONSUFICIENTES
|
FOTO: Enrique Pérez S. / ANEC
|