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La legendaria pelea de revancha entre Joe Louis y Max Schmeling marcó su destino

Falleció Sulaimán; fue titular del CMB durante casi 4 décadas

Ingresó al libro de récords Guinness como el presidente con más tiempo al frente de un organismo mundial

El Consejo creó 95 por ciento de las reglas y políticas de protección, decía

 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de enero de 2014, p. a13

En el cuadrilátero de su imaginación, el niño José Sulaimán vibró con la pelea de revancha en la que Joe Louis fulminó en un round al alemán Max Schmeling.

La contienda del 22 de junio de 1938, realizada en el estadio de los Yanquis, ante una multitud de 70 mil personas, fue transmitida por la radio a prácticamente todo el mundo.

La descripción de las tres caídas y el lanzamiento de la toalla de la esquina de Schmeling –uno de los deportistas utilizados por el nazismo–, fue escuchada también en la sierra tamaulipeca, donde vivía Sulaimán... Ese intercambio de golpes lo marcó para siempre: Sulaimán Chagnón falleció ayer a los 82 años y se fue en su condición de presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), cargo que ocupó durante 38 años.

El combate Louis-Schmeling fue el inicio de una vida en el pugilismo. Tres años después de escuchar una de las contiendas más famosas de todos los tiempos, Sulaimán se puso unos guantes enormes para sus manos de niño y como pudo intercambió golpes con otro infante en las llamadas peleas de botana.

Qué bárbaro, ese tipo me dio hasta con la cubeta, pero cuando terminó el round la gente empezó a aventarnos monedas.Yo me quité los guantes y le gané recogiendo quintos, dijo de esa ocasión –la primera de miles– en que subió a un cuadrilátero.

Intentó ser boxeador, pero una fractura en la mandíbula le hizo comprender que lo suyo no estaba dentro, sino fuera del ring.

A Túnez había ido a renunciar

Así que apenas a sus 16 años entró a la Comisión de Boxeo de San Luis Potosí, lo que le daría las bases para ingresar en 1968, con el cargo de secretario, al CMB.

A Sulaimán le gustaba contar que, con la idea de renunciar al Consejo, fue a la convención de Túnez, el 5 de diciembre de 1975, pero no se retiró, sino que lo nombraron presidente, cargo en el que se quedó 38 años –los cumplió el 5 de diciembre de 2013. El puesto inclusive lo llevó al libro de récords Guinness como el titular con más tiempo al frente de un organismo mundial.

El boxeo es sangre de mi sangre, era la justificación de don José, como se le decía familiarmente en el medio del pugilismo.

En esas casi cuatro décadas, la vida del dirigente fue de claroscuros. Se le criticó su cercanía con Don King, pero recibió un reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por su lucha de 19 años contra el Apartheid en la Sudáfrica de Nelson Mandela.

Sus detractores afirmaban que se benefició de su cargo, pero él insistía en que jamás percibí compensación alguna; al contrario, algunas veces puse dinero de mi bolsa. El CMB no ha cobrado ni un céntimo por clasificar a un peleador.

Lo atacaron porque sumó 10 relecciones y porque se decía que usaba al organismo como si fuera de su propiedad, pero fue recibido por mandatarios, reyes y hasta el legendario Muhammad Alí le dio uno de los mayores reconocimientos escrito en un guante: ¿Qué haría el boxeo sin ti?... Hermano, tú y yo somos los más grandes.

Más allá de las alabanzas y críticas que siempre lo rodearon, lo cierto es que bajo su administración el pugilismo profesional registró los mayores cambios en la historia. Le gustaba enumerar las modificaciones que él había promovido:

Reducir de 15 a 12 episodios las peleas de título mundial; realizar el pesaje el día previo a la contienda y no sólo con ocho horas de anticipación; investigaciones en la Universidad de California de Los Ángeles sobre lesiones cerebrales y prohibir los guantes de seis onzas, con los cuales los golpes son más fuertes.

Asimismo, la incorporación de una cuarta cuerda en el ring para evitar golpes en la nuca durante las caídas; examen médico anual obligatorio; seguro médico, de vida y pensiones a pugilistas retirados o en problemas económicos.

Además, se crearon divisiones intermedias, con lo que los boxeadores tienen menos problemas para dar el peso y se establecieron exámenes antidopaje.

El CMB ha creado por lo menos 95 por ciento de las reglas y políticas de protección del boxeo actual, decía, y con esos méritos, en 2006 ingresó al Salón Internacional de la Fama del Boxeo.

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José Sulaimán libró una dura batalla durante 100 díasFoto Jam Media

De su paso por la disciplina de mis amores, definía: El pugilismo era un deporte de salvajes y lo hicimos más humano. Ahora es un arte. Ese es mi mayor logro: haberlo humanizado.

–¿Es posible un pugilismo humanizado?

–Sí. Hemos capacitado a los réferis para que paren las peleas a tiempo. Antes se daban golpizas salvajes y se permitía todo.

Cien días en terapia intensiva

José Sulaimán (30 de mayo de 1931, Ciudad Victoria, Tamaulipas) falleció ayer en el hospital de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) por problemas cardiacos y porque su salud se deterioró en los últimos días al padecer diabetes y problemas en la vejiga. Llevaba 100 días en terapia intensiva, luego de que en octubre pasado fue operado del corazón para colocarle dos bypass coronarios.

De ascendencia libanesa y siria, sufrió racismo durante su infancia, lo que me sirvió para forjar mi carácter y tratar por igual a ricos y pobres.

Fueron 10 relecciones, pero lo que le gustaba enfatizar era que todas habían sido unánimes y por aclamación, en una muestra del poder que logró acumular.

En esas cuatro décadas, Sulaimán y el CMB aumentaron su poder: de 21 países afiliados pasó a tener 164.

Así, el dirigente del llamado deporte de los pobres se codeó con reyes, presidentes, altos funcionarios, artistas, deportistas y personalidades de prácticamente todos los ámbitos. Le gustaba, sobre todo, recordar sus encuentros con el papa Juan Pablo II, Nelson Mandela y Mijail Gorbachov.

Fue un viajero incansable, conoció más de 100 naciones y llegó a decir: A veces me despierto en un hotel y no recuerdo ni en que país me encuentro.

Cuando llegó al CMB, México contaba apenas con seis campeones mundiales, y ahora ya hemos llegado a 63, con lo que el país se ubica en segundo lugar, sólo debajo de Estados Unidos.

Sin embargo, una crítica contra Sulaimán y el pugilismo se repitió a lo largo de su mandato: la mayoría de los contendientes terminaban en la misma pobreza de la que habían salido.

No podré sentirme satisfecho de mi paso por la vida hasta que se encuentre y ejecute algo que cambie la nostalgia del pasado de los que fueron grandes y ahora no tienen nada. Que los héroes del ayer no terminen en las calles, dijo en una entrevista con La Jornada y, por supuesto, defendía al deporte de su vida.

No quedan mal por el boxeo, sino por el exceso de la mala vida de los malos amigos. No conozco alguno que haya sido dañado nada más por los golpes.

Durante las convenciones del CMB, a las que acudían cientos de personajes del medio boxístico, de las cuales Sulaimán salía más fortalecido, se transmitía un video con la canción A mi manera, de Frank Sinatra, que era la favorita del jerarca, ya que decía que reflejaba lo que había sido su vida y su andar por el boxeo.

¿Donde quedaron todos estos años...? Se me fueron más rápido que el viento y de repente se fueron al olvido, dijo alguna vez con nostalgia, pero de inmediato completaba:

Ha sido una vida plena. Nada debo ni nada me deben, porque todo lo hecho me ha dado satisfacción. Al final logré realizar mis sueños, he encontrado una razón más para vivir y todo ha pasado muy rápido, como un soplo, y es que he entregado mi vida totalmente al CMB. No sé qué sería de ella sin el boxeo..

–¿Se casó usted con el CMB?

– Sí. El otro día le dije a mi mujer: ‘oye, ya siento que mi ciclo dentro del Consejo se está cerrando, creo que debo prepararme para el retiro’. Y me dijo ‘¿y qué hago yo contigo en la casa?, n’ombre. Vete a la fregada’.

–¿Será posible un CMB sin José Sulaimán?

–Claro que sí. El CMB ya pasó la línea del bien y del mal y es respetado en todo el mundo.

–¿Hasta cuándo, don José?

–Hasta que Dios quiera... Yo voy a morir en el boxeo...