La respuesta de los agentes económicos a las reformas impulsadas por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto tardará tiempo en materializarse, anticipó el Banco Mundial (BM). “El impacto de las reformas estructurales –en telecomunicaciones, sistema financiero y tributario y en el sector de energía– en el crecimiento potencial de la economía mexicana se espera que ocurra a mediano plazo”, consideró. Cuantificar el impacto de estos cambios es complicado, apuntó.

El conjunto de reformas propuestas por el presidente Peña Nieto y aprobadas por el Congreso en el primer año de la administración están orientadas a mejorar el clima de negocios, incrementar las oportunidades de inversión, impulsar la competencia en sectores relevantes de la economía y mejorar la calidad y cantidad de insumos clave en los procesos de producción, de acuerdo con la apreciación del organismo.

La cuantificación del impacto, de cuándo ocurrirá y en qué medida, de las reformas en el crecimiento de la producción es complicado, en tanto está pendiente de conocerse detalles relacionados con la legislación secundaria y la aplicación del nuevo marco legal por las agencias reguladoras y los encargados de ponerlas en práctica, expuso el banco en la valoración de la situación actual de la economía, como parte de una propuesta de préstamo por 300.7 millones de dólares para programas de educación media superior.

En el primer año de la administración federal, que empezó el primero de diciembre de 2012, el presidente Peña Nieto propuso reformas para aumentar la competencia e incrementar las inversiones en sectores que fueron de las telecomunicaciones, la industria financiera, el sector hacendario y de la energía.

A lo largo de las últimas tres décadas, precisó el Banco Mundial en el documento, la economía mexicana ha crecido a una tasa promedio anual de 2.4 por ciento. Esto se tradujo en un aumento de menos de uno por ciento del producto interno bruto per cápita.

La adecuada instrumentación de las reformas económicas se espera que haga posible mejorar el crecimiento, inicialmente a través de inversiones adicionales y eventualmente a través de mayores niveles de productividad que puedan ser detonados por esas reformas, agregó.

A mediados de diciembre el directorio ejecutivo del Banco Mundial aprobó la nueva alianza estratégica de ese organismo con el gobierno mexicano, que estará vigente para el periodo de 2014 a 2019. Las acciones contenidas en ese documento buscan reducir la pobreza extrema y aumentar la prosperidad compartida para todos los ciudadanos, así como asegurar un desarrollo sustentable, según el Banco Mundial. El organismo calcula que 52 de cada 100 mexicanos viven en pobreza, porcentaje similar al registrado hace 20 años.

Para alcanzar esas metas se acordaron con el gobierno mexicano cuatro ejes de acción: mejorar la productividad a través de una mayor inclusión financiera, estimular la innovación, mejorar la infraestructura y promover un clima de negocios favorable a la pequeña y mediana empresa; mejorar la prosperidad social a través de una mayor convergencia entre la demanda laboral y el sistema educativo, y establecer un sistema de protección social integrado; mejorar las finanzas públicas y tener mayor eficiencia del gasto público, y promover un crecimiento verde e incluyente como patrón de desarrollo a través de energías renovables, gestión forestal y manejo del agua.