Desde pequeño, Gamaliel Díaz soñó con llegar a campeón mundial de boxeo y lo consiguió. Pero se disipó en apenas unos meses. En la primera defensa perdió ante el japonés Takashi Miura, en una aventura arriesgada donde expuso su cinturón superpluma del Consejo Mundial de Boxeo en casa del retador.

Tuvo una segunda oportunidad para volver a la ruta de un campeonato, pero perdió la eliminatoria en una pelea polémica ante el mexicano Dante Jardón, donde sufrió cortes en el rostro y –asegura Gamaliel– la pésima actuación del réferi Lupe García influyó en el resultado.

Después de esos tropiezos, la carrera de un boxeador puede hundirse en el fondo de las clasificaciones y las posibilidades de una nueva oportunidad se vuelven más dudosas, sobre todo cuando el peleador tiene 32 años.

Yo sé que tengo todo en contra para que me vuelvan a dar otra oportunidad, dice con franqueza Gamaliel, que el 31 de diciembre vio cómo los dos peleadores que le arruinaron los planes –uno quitándole el título, el otro al vencerlo en la eliminatoria– se enfrentaban en Japón. Miura siguió como monarca y Jardón se quedó en el camino.

Mi vida sería otra si no me hubiera pasado lo que me ocurrió con ellos, pero no estoy frustrado porque así como pude conseguir el título cuando nadie daba nada por mí, así creo que podré volver a ser campeón, confía.

No pensó que la vida le había hecho justicia con el tropiezo de Jardón –la derrota ante éste la protestó ante el CMB–, sólo que había quedado en evidencia que no era ese peleador sobrevalorado del que hablaban sus promotores.

Yo estoy concentrado en volver al cuadrilátero e insistir para enfrentar a peleadores difíciles para que otra vez me tomen en cuenta, anticipa.

La verdad será muy complicado porque quedé muy abajo en las clasificaciones, continúa.

Sé que el tiempo está en mi contra y que mis últimos resultados no me ayudan, que uno se devalúa con las derrotas, pero si fui capaz de coronarme en Japón, también lo seré para ganar otra oportunidad, dice optimista.