Un grupo de siete pintores emergentes, los Hamsters, egresados del taller de Ulises García Ponce de León, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), interesados en desarrollar el lenguaje plástico, no la pintura pintura, resolvió el problema de buscar un espacio para trabajar al rentar dos oficinas en un edificio semidesocupado de la colonia Santa María la Ribera.

Así nació el Centro de Operaciones Pictóricas (C.O.P.), proyecto concebido como un taller abierto, que se da a conocer en la exposición Obra negra.

En seguida, cayeron en cuenta de que el espacio también les serviría para cuestionar cómo está construida la pintura, cuál es su pertinencia en el arte contemporáneo y el sentido del arte en la situación que vivimos, expresa Alejandra Mosig (México, DF, 1989), integrante de Hamsters, con Ángel Orea, Omar Ibáñez, Marcos González, Jareth Molina, Melissa Paredes y Mónica Figueroa.

También decidieron que la pintura no es estática; no consiste sólo en un pintor frente al bastidor, sino que hay muchísima investigación atrás, muchísimo intercambio de vivencias, información, con todo tipo de personas, desde maestros que te enseñan los elementos que componen la pintura, hasta el mundo cotidiano que es lo que le da sentido. Como pintores contemporáneos, decidimos que la pintura debería de tomar esta postura de regresar algo al mundo, porque éste es lo que le da sentido, continua Mosig.

Si los siete no se van con la moda, es porque ésta “se tiene que tomar con pinzas. No estamos en contra de las nuevas disciplinas, pero así como no toda la pintura es buena, no todas las obras de las nuevas disciplinas son nuevas. Queremos cuestionar esto: por qué la pintura, sobre todo en México, a partir de los años 90 del siglo pasado, fue, no despreciada, pero decrecieron bastante las muestras.

“Dijimos, cómo contestas a los posconceptuales noventeros que hacen todo menos pintura y la tienen casi tachada. Claro que la pintura puede tener un discurso contemporáneo y claro que la pintura puede dialogar con estas obras. No estamos diciendo que éstas están mal, sólo que la pintura no es ni menos ni más, sino que es otro tipo de disciplina con la que puedes dialogar y que, incluso, está influenciada a partir de la instalación, el video, el performance, etcétera”.

Ya que el grupo tiene apenas dos meses y medio de organizar el proyecto, aún no tiene un programa definido de actividades. Sin embargo, en este mes desea hacer un ciclo de conferencias y reabrir la exposición, pero en otro recinto de la Santa María la Ribera, de fácil acceso. A partir de febrero, acota la entrevistada, pretenden organizar una actividad mensual.

Los Hamsters somos unos pintores bastante neuróticos y perfeccionistas; sabemos que si no nos aventamos, no hacemos las cosas. Es muy fácil que uno solo se disperse y se disuelva en un mundo con tanta oferta cultural; es mejor siete juntos, donde uno levanta al otro y se llega a tener una dinámica. El chiste es exigirnos trabajo y seguir proponiendo siempre bajo el término de pintura inteligente, pictóricamente interesante y abrir la práctica también para relacionarse con los demás, asegura Mosig.

El nombre Hamsters viene de sus días en el taller de Ponce de León, quien tiene la costumbre de ponerle un apodo a los grupos entrantes una vez que siente su esencia. Como nos vio vivarachitos e interesados, decidió ponernos así porque éramos sus ratas de laboratorio. Decidió hacer una clase más experimental con nosotros y estos son los frutos.

Obra negra, exposición colectiva, en Laurel 41, colonia Santa María la Ribera.

Su página web es www.hamsters.mx y el de Facebook, hamsters.pinturaemergente.