Faluya, 4 de enero.

El gobierno de Irak perdió este sábado el control de la ciudad de Faluya, bastión sunita en la provincia occidental de Al Anbar, luego de intensos combates con militantes del Estado Islámico de Irak y Siria (EIIS), ligado a Al Qaeda.

En su primera reacción, el primer ministro, Nuri al Maliki, afirmó que no descasará hasta eliminar a todos los grupos terroristas de esa provincia. No vamos a retirarnos hasta que eliminemos esa pandilla y libremos al pueblo de Al Anbar de sus actos malévolos, apuntó. El mandatario añadió que este sábado fuerzas de su gobierno mataron a 55 combatientes de Al Qaeda en Al Anbar.

El jefe de la policía de Al Anbar, Hadi Razeij, informó a la televisora Al Arabiya que sus efectivos tuvieron que abandonar el centro de la ciudad y reagruparse en los límites. Los muros de la ciudad están en manos de la policía, pero la gente de Faluya es prisionera del EIIS, expresó.

Tropas del gobierno, respaldadas por milicias sunitas opuestas a Al Qaeda, han sitiado Faluya durante varios días y han ingresado a partes de Ramadi, la capital provincial. El viernes las fuerzas iraquíes bombardearon posiciones de los extremistas en las afueras de Faluya, dijo un funcionario militar que habló a condición del anonimato.

Pese a todo, militantes de Al Qaeda básicamente tomaron las dos ciudades la última semana y han repelido incursiones de las fuerzas del gobierno. Faluya, junto con Ramadi, fueron los bastiones de la insurrección que siguió a la invasión estadunidense de Irak en 2003 que derrocó a Saddam Hussein.

La provincia de mayoría sunita de Al Anbar se ha convertido desde hace un año en el epicentro de las protestas contra Maliki, chiíta acusado de acaparar el poder y marginar a los sunitas.

El Departamento de Estado de Estados Unidos expresó su preocupación al indicar que continuará colaborado con las autoridades iraquíes y sus aliados de otras comunidades para derrotar a nuestro enemigo común.

El Estado Islámico de Irak y Siria es también una de las unidades rebeldes más fuertes en Siria. En los territorios que controla ha impuesto una versión estricta de la ley islámica y ha secuestrado y matado a todo aquel que considera crítico de su gobierno.