Domingo 5 de enero de 2014, p. 5
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabaja hoy para incluir en la lista de patrimonio mundial la zona sur de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, ubicada en el estado de Campeche.
La entidad colabora con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para inscribir ese sitio ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
El propósito de la petición es considerar la parte austral de la reserva como un bien mixto (natural y cultural), pues en un área de 330 mil hectáreas, de las 723 mil que tiene en total Calakmul, se ha localizado casi medio centenar de sitios prehispánicos que fueron contemporáneos con grandes urbes mayas, como la del Tikal.
De acuerdo con estudios realizados en los 16 años pasados, los asentamientos florecieron durante casi dos milenios en las Tierras Bajas Centrales de la península de Yucatán, indicó el INAH en un comunicado.
Rumbo a acciones concretas
En caso de considerarse patrimonio mundial, tanto ese organismo como la Semarnat, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y el Gobierno de Campeche podrían tomar acciones en beneficio de una mejor protección, preservación y conocimiento de la zona.
Actualmente la reserva cuenta con un nombramiento federal como Área Natural Protegida, que data de 1989; ahora se busca que los 48 sitios arqueológicos asentados en la región, sumados al factor natural del sur de Calakmul, sean protegidos con la declaratoria de la Unesco.
De los 48 espacios que se encuentran en la propuesta, 13 son de primer rango, 13 de nivel medio, ocho de clase menor y 14 sitios pequeños, refirió el texto del INAH.
Esta división se hace sobre la base de su extensión, complejidad arquitectónica, dimensión de edificios y número de monumentos, detalló el comunicado.
Pedro Francisco Sánchez, coordinador nacional de Arqueología del INAH, señaló que el entorno natural se ha preservado desde la época prehispánica y es de valor irrepetible, porque fue con el que convivieron los mayas.
Según el investigador, la cerámica recolectada en la superficie de esta área ha demostrado una ocupación que se remonta, cuando menos, a mediados del primer milenio antes de nuestra era.