Atlacomulco, Mex., 3 de enero.

Rodeado de sus paisanos, a muchos de los cuales identificaba por su nombre y quienes se prodigaban en vítores, peticiones y fotografías, el presidente Enrique Peña Nieto mostró sus expectativas: 2014 debe ser un año que nos permita traducir los cambios estructurales en beneficios tangibles para la población.

Son 12 meses, aseguró, para crecer económicamente y donde encontremos mayores fórmulas e instrumentos para combatir la pobreza y la marginación y, sobre todo, la desigualdad, que lamentablemente se vive en varias regiones del país.

Con gente a la cual ha pedido su voto en tres ocasiones: para ser diputado local, para ser gobernador y en 2012 en su aspiración presidencial, Peña Nieto se detuvo largo rato para recibir los saludos y responderlos con un Que Dios los bendiga.

Lo acompañaba el gobernador mexiquense, Eruviel Ávila Villegas, quien por lo bajito transmitía y alentaba a la gente a la voz de ¡Enrique, Enrique!

La ocasión para venir a este pueblo que me vio nacer, dijo el mandatario, fue la ampliación a cuatro carriles de la carretera Atlacomulco-Palmillas, de 58.4 kilómetros. Se trata de una obra de 2 mil 500 millones de pesos.

Luego de invertir largo rato en los saludos –otro más prolongado utilizó para despedirse–, el mandatario habló del año que inicia como el destinado a construir mayor infraestructura para el desarrollo y progreso del país, con más carreteras, autopistas, puertos, hospitales, escuelas y universidades

Las reformas que se impulsaron el año pasado han sentado una plataforma que posibilitará, con un trabajo eficaz, con una administración eficiente de lo que el gobierno se propone llevar a cabo, traducir estos cambios estructurales en beneficio para toda la población, dijo.

Habló entonces del proyecto de su administración por hacer del país un centro logístico importante para el mundo entero, al cual lleguen inversiones productivas y encuentren aquí una red carretera para conectarse con los grandes mercados de consumidores internos y del exterior.

Queremos hacer de México un país más competitivo. Esto significa que tenga una adecuada y suficiente infraestructura, que realmente asegure menores costos de producción, mayor productividad, beneficio económico a las familias, pero también que los productos hechos en el país puedan competir con los de cualquier otra parte del mundo, indicó.

Para lograr su proyecto sexenal de infraestructura, el jefe del Ejecutivo celebró el incremento en 41 por ciento del presupuesto destinado este año al sector de comunicaciones y transportes.

Interrumpido constantemente por aquellos a quienes sí se dio lugar bajo el gran manteado del zócalo local, pues la mayoría quedó sobre la calle, contenida por vallas metálicas, Peña Nieto se percató de al menos una expresión de inconformidad contra su administración, a cargo de algunos hombres expresándose con gritos y pancartas.

Peña Nieto cerró su discurso evocando a su paisano Isidro Fabela, a quien definió como un hombre de pensamiento universal, y para ello usó una frase de aquél donde, entre otras cosas, dice sentirse aquí a sus anchas y donde además brotaron sus más encendidas pasiones.

Luego, manejando él mismo, recorrió una parte del tramo carretero inaugurado, y antes de volver a la capital del país visitó en privado el cementerio donde se encuentra la tumba de su padre.