No obstante haber sido decretada como Área Natural Protegida (ANP) desde hace una década, la ocupación irregular por asentamientos humanos en la Sierra de Santa Catarina no cesa, al continuar la venta ilegal de tierras y el fraccionamiento clandestino de terrenos.

De acuerdo con el programa parcial de desarrollo urbano, recientemente aprobado por la Asamblea Legislativa del DF, en este sitio se ubican 25 asentamientos irregulares con cerca de 4 mil viviendas precarias, carentes de servicios, que ocupan una superficie de 46 hectáreas, aproximadamente, según un censo levantado en 2011.

Lo anterior se refleja en los conteos realizados, pues según datos oficiales, mientras la población en Iztapalapa disminuyó, en la Sierra de Santa Catarina el número de habitantes pasó de 220 mil 761 a 233 mil 222 en un lustro, de 2005 a 2010, pese a las medidas de contención, para detener la mancha urbana.

Un caso emblemático es el asentamiento conocido como Lomas del Paraíso, ubicado en lo alto de un cerro. Ahí en 1997 se contabilizaron 350 viviendas irregulares y ese número se disparó a 2 mil tres años más tarde. A la fecha, en la zona aledaña han aparecido otras mil casas, precisó Ruth Martínez, representante de una agrupación vecinal, que ha luchado por la conservación del área natural.

A fines de los años noventa habíamos logrado contener la macha urbana, llegó el PRD al Gobierno del Distrito Federal y pensamos que ya no habría más invasiones, bajamos la guardia, pero nos equivocamos porque siguieron trabajando los fraccionadores con el apoyo de los grupos políticos, expresó.

La dinámica se ha mantenido desde entonces, y desde la ALDF, agregó, se han avalado los asentamientos. En 2003 se modificó el plan parcial de desarrollo y se recorrió la línea del ANP, y en la anterior legislatura 20 predios fueron regularizados, refirió.

De nueva cuenta, diputados de la actual legislatura aprobaron como parte del programa parcial de desarrollo urbano de la Sierra de Santa Catarina analizar la regularización de 25 asentamientos humanos, estableciendo un procedimiento que permita determinar la factibilidad de cambiar el uso de suelo o su posible reubicación.

Ello a pesar de que el mismo documento se consigna el riesgo y la vulnerabilidad en la que se encuentran, al ubicarse en pendientes escarpadas, con taludes inestables y deslizamientos de tierra, con mayor peligro durante la temporada de lluvias.