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Asalto a Los heraldos negros César Vallejo Hay golpes en la vida tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como el odio de Dios, como si ante ellos la resaca de todo lo sufrido se emponzoñara en el alma… ¡Yo no sé! Son pocos pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas o los heraldos negros que nos manda la muerte. ¿Le muevo la panza? Hace tiempo había en las playas de Acapulco chamacos que para que les dieras un veinte te movían la panza. Lo hacían por necesidad, sin humillarse. Hoy los políticos del PRI y el PAN le mueven la panza a las trasnacionales a cambio de que se decidan a venir. Lo hacen con sumisión y desvergüenza. Si entregan los hidrocarburos a las corporaciones extranjeras -y están empeñados en entregarlos-, cada vez que pagues la gasolina o te subas al transporte público; cada vez que vayas por el kilo de tortillas; cada vez que compres unos calcetines, unos calzones o una pelota para el bebé le estarás dando tu dinero a Shell, a Exxon Movil, a Chevron Corp… Porque en todo lo que consumimos hay petróleo en forma de combustibles, fertilizantes, plásticos, fibras… Y en el precio del petróleo va la renta. El crudo sale del subsuelo. La renta no; la renta sale de tu bolsillo y del mío cuando pagamos algo en cuya fabricación o transporte se empleó petróleo. Del precio de la gasolina quizá el 70 por ciento es renta, del precio del transporte el 50 y así. Mientras los hidrocarburos fueron nuestros, gran parte de ese dinero lo recibía Pemex, y de ahí lo tomaba el gobierno para el gasto público. Entonces podíamos cuando menos exigir que se gastara bien y sabíamos que un nuevo gobierno de ideas distintas contaría con esa renta para financiar los cambios. Pero cuando la exploración, la extracción, la refinación, la distribución y la venta de los hidrocarburos pasen a manos de las trasnacionales, saquearán los recursos naturales del país y bolsearán a sus habitantes. Y nos atracarán por partida doble, pues la parte de los recursos para gasto público que el gobierno perderá cediendo renta petrolera a las trasnacionales la va a reponer con mayores impuestos. Así los mexicanos, además de quedarnos sin combustibles fósiles, desembolsaremos dos veces el monto de la renta: al pagar los bienes y servicios que contienen petróleo y al rendir más contribuciones. Lo que están entregando con la reforma energética no son sólo los combustibles fósiles y su cadena productiva, es la economía mexicana toda: la nacional y la familiar. Los mueve panzas dicen que, cuando menos mientras esté ahí abajo, el petróleo seguirá siendo nuestro. Mentira. En términos económicos, el dueño de algo es quien lo valoriza, quien lo puede capitalizar. López Portillo pudo endeudar al país porque nuestro petróleo era la garantía. Como lo fue de los cuantiosos fondos internacionales que le permitieron a Zedillo rescatar a los bancos. Con la reforma de Peña Nieto las corporaciones extranjeras podrán reportar en la bolsa de valores los beneficios que esperen del crudo contratado, con lo que aumentará el valor de sus acciones y su capacidad financiera. Entonces ¿de quién será el petróleo? Y por si alguien quiere seguir protestando, el Congreso aprobó para el Distrito Federal una Ley de manifestaciones públicas, que las acota severamente y permite sancionar a quienes participen. P.D. La hermosa gente. El día de la vergüenza ya no eran muchos los que permanecían en el mitin de Cecilio Robelo y Rovirosa. Pero eran los mejores. Porque los últimos en retirarse de los cercos al Congreso serán los primeros en integrarse al gran cerco nacional contra la oligarquía, la nueva gesta ciudadana que hoy comienza. AB
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