probaron los partidos de la derecha (el PRI ya lo es, evidentemente) no sólo lo que dijeron que harían, sino agregados de última hora. También aprobaron cuestiones similares a las de tiempos de Miguel Alemán, como los contratos riesgo.
Hicieron cambios en el artículo 25 de la Constitución, que no dijeron que lo iban a cambiar, sino al final y de sorpresa. Por ejemplo, se dice que se apoyará y se impulsará a las empresas de los sectores social y privado de la economía
. Se supone que se debe apoyar al sector público y al social, y el sector privado debe ganarse el dinero invirtiendo y trabajando.
El artículo 27, en una parte importante, dice que en el petróleo, y en general los hidrocarburos,no se otorgarán concesiones ni contratos ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado, y la nación llevará a cabo la explotación de estos productos
. No sólo se quita lo de contratos, sino que se dice que pueden celebrarse contratos con particulares
y que los particulares podrán participar en las demás actividades de la industria eléctricas
.
Con el objeto de cumplir con dichas asignaciones o contratos, las empresas productivas del Estado podrán contratar con particulares.
Ya las empresas públicas se vieron degradadas a empresas productivas del Estado
.
Se degradó también el sistema eléctrico al grado de entregarlo a empresas privadas.
Se autoriza también a particulares la participación en refinación, transporte y otras actividades.
Hacemos notar un fenómeno, que ya está en marcha: la contratación de trabajadores extranjeros, de manera creciente y a costa de los trabajadores mexicanos.
Algunas de los trasnacionales se frotan las manos con las aguas profundas. Es de los primeros terrenos que puede caer en manos de ellos. Y hemos dicho que es carísimo, pero para ellos ese puede ser un premio. Ya empiezan a aparecer yacimientos a los que Pemex les da mucha publicidad. Que puede tardarse en hacerlos productivos unos 10 o 15 años, puede ser un premio para ellos, aunque para México no lo sea. El que salga gas natural, no les importa, ya en Estados Unidos le han sacado una tajada. Claro que aquí sería a costa de México.
Otro problema es que llevaron a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la ruina. Por un lado, pagan un dineral por la electricidad que les venden las empresas extranjeras, y aunque le cobran al público mucho, la CFE pierde más. Y no es todo. La corrupción es tremenda. Uno de los casos es comprar gas importado a precios altísimos y con contratos a 15 y 20 años. Y aun si venden o rematan la CFE, ¿quién dará el servicio, y por qué costo? ¿Quién les pagará a los trasnacionales que tienen las plantas? ¿Quién hará los pagos del gas por las plantas contratadas durante los años faltantes?
¿Y el dinero que se quedan los funcionarios de Pemex? En un artículo recordamos las quejas de trasnacionales a las que les pararon el trabajo, o casi, en Chicontepec y en Burgos, durante meses y tal vez hasta el año próximo.
Estos son en buena medida los corruptos del pasado y el presente. Reproducimos un caso, tomado de otra publicación.
Un testimonio: la industria petrolera, en estos casos, funciona como un enclave, sin nexo con la industria local, la que, imposibilitada de participar en las ventas a Pemex, tampoco puede tomar parte en los contratos. Tardíamente, cuando ya las obras están en marcha, algunos empresarios propusieron en septiembre pasado que los contratos se desglosaran o fraccionaran.
Sigue el testimonio: sólo el contrato de los texanos de McDermott International, Inc, para la nueva plataforma en Tsimin, tiene un monto de más de 4 mil millones de pesos y se propuso que los subsecuentes se dividieran en varios pequeños de 20 millones, para adecuarlos a empresas medianas, y de menos de un millón para que microempresas pudieran participar. Pero es muy difícil: incluso Emilio Lozoya, el director de Pemex, ya tiene amarrados varios contratos con Keppel Offshore & Marine, de Singapur ( Contralínea).
Vimos a los tiempos de Miguel Alemán, con sus regalos a las empresas de Estados Unidos. Vemos a los funcionarios de hoy y, por lo mismo, muy probablemente del futuro. ¿A quién le van a querer vender, en estos días, que el cambio ocurrido será el paraíso?