Elevar la productividad, enfrentar los desafíos que plantean los mercados internacionales, en particular de países como Brasil, China e India, y terminar con la pobreza rural son algunos de los retos que busca revertir el Programa Sectorial de Desarrollo Agropecuario, Pesquero y Alimentario 2013-2018.

Se reconoce que el sector está descapitalizado, así como la baja inversión en equipamiento e infraestructura que ha limitado la incorporación de nuevas tecnologías.

El documento publicado ayer en el Diario Oficial de la Federación advierte que el país tiene una base sólida de capital humano altamente especializado dedicado a los temas de innovación, investigación, desarrollo tecnológico y educación del sector agroalimentario. Esto debería ser la punta de lanza para transformar y llevar al máximo el potencial productivo del campo mexicano.

No obstante, dice, estas ventajas no han tenido aplicación para mejorar la productividad. Por eso, menos de una tercera parte de las unidades económicas rurales con actividades agrícolas aplican el fertilizante con base en un análisis de suelos, y cuatro de cada cinco personas utilizan semillas criollas en lugar de semilla mejorada.

El propósito del plan del gobierno federal es cambiar el rostro del campo, generar un nuevo modelo de desarrollo con una visión que convierta al sector en productivo, competitivo, rentable y sustentable. Para ello plantea 10 acciones prioritarias. Entre otras, que los pequeños productores se asocien a una empresa integradora, bajo la figura de cooperativas o sociedades de producción rural.

Destaca el desafío que representa para el mundo el crecimiento de la población, que llegará en 2050 a 9 mil 300 millones de personas, con lo cual, de acuerdo con estimaciones de la FAO, la demanda de alimentos aumentará 60 por ciento. En ese año, habrá en México 151 millones de habitantes.

Entre los temas que el país deberá atender para garantizar la recuperación del campo y la seguridad alimentaria está el aumento de la tierra cultivable, que hoy es limitada. Ademas, es necesario enfrentar el cambio climático que se traduce en fenómenos meteorológicos extremos que afectan la producción de alimentos.

El programa agropecuario del sexenio señala que México está entre las primeras 10 potencias mundiales en producción de alimentos. Es el primero en la producción de aguacate y jugo de cítricos concentrado; el segundo en harina de maíz, jugo de limón concentrado, sorgo para forraje y semillas de cártamo; el tercero en limones y limas, jugo de naranja, chiles, pimientos y alfalfa; el cuarto en vegetales congelados y el quinto en brócoli, coliflores, huevos de gallina, espárragos y toronja.

Resalta que nuestro país es de los principales exportadores de alimentos a escala mundial. En 2012, el comercio agroalimentario con el mundo alcanzó 50 mil 579 millones de dólares, 2.8 veces más respecto de 2000; aún así reportó un déficit de casi cinco mil millones de dólares. Se exportaron productos por 22 mil 805 millones e importaron 27 mil 774 millones de dólares.

El programa también menciona que si bien México es el octavo productor mundial de agroalimentos, la generación nacional es insuficiente para abastecer la demanda interna de algunos alimentos básicos. De ahí que en 2012 se importara 79 por ciento del consumo doméstico de arroz, 93 por ciento de oleaginosas, 58 por ciento de trigo y 82 por ciento de maíz amarillo para consumo pecuario e industrial.