Con la finalidad de rendir homenaje a Luis González (1925-2003), a 10 años de su fallecimiento, en El Colegio de México (Colmex), institución fundada por el reconocido historiador, se desarrolla una serie de mesas de reflexión en las que participan discípulos, colaboradores y colegas, las cuales terminan este miércoles.

A iniciativa de El Colegio de Michoacán, también creado por González, en la primera de cuatro sesiones el historiador Enrique Florescano recordó su texto publicado en La Jornada el 27 de diciembre de 2003.

Florescano destacó, entre otras cuestiones, la importancia del libro Pueblo en vilo, donde el maestro González –al escribir la historia de su pueblo natal, San José de Gracia, Michoacán– vivió uno de los más intensos experimentos: un encuentro consigo mismo. Pero sobre todo fue, para la historiografía mexicana, un parteaguas memorable y radical, en los modos de pensar y escribir la historia de entonces.

En ese volumen, no sólo recogía los hilos dramáticos de una historia larga y olvidada, sino reconstituía sus procesos demográficos, sociales, políticos y culturales, y los tejía y anudaba con los ciclos y derroteros de nuestra historia nacional. Elevó la historia local a rango de historia universal, abundó Florescano.

Toda su obra historiográfica es un intento de comunión con la sociedad real. Evocar el contenido moral y la proyección social de sus trabajos, particularmente en estos momentos que ensombrecen el destino de nuestro país, dijo Florescano, equivale a recordar que la sociedad mexicana tiene sustentos éticos profundos, radicalmente contrarios al espectáculo que hoy brinda la clase política en el manejo de los asuntos públicos”.

Contacto directo y personal

El académico e investigador Andrés Lira se refirió a dos de los maestros de Luis González: Silvio Zavala y Daniel Cosío Villegas. Narró varias anécdotas que reflejaban el carácter y pensamiento del homenajeado, autor de El oficio de historiador. Lira subrayó que González consideraba la historia como una responsabilidad política.

En su momento, el historiador Jean Meyer recomendó leer y releer Pueblo en vilo y coincidió con Florescano en que es un parteaguas en la manera de escribir la historia. Meyer dijo que a diferencia de lo que muchos piensan, Luis González, quien acuñó el término microhistoria, no es un microhistoriador, porque la historia de su pueblo, en realidad es la historia de México, condensada en una nuez. A través de la historia de una pequeña comunidad de 10 mil campesinos, el lector tiene a todo México.

En charla aparte, Jean Meyer explicó que González, si bien era muy nacionalista, igual estaba, con mucho sentido del humor, en contra de la historia oficial, de las mentiras y cuentos falsos. Como profesor, creía más en la conversación que en la cátedra académica. Era un maestro del contacto directo y personal.

Durante la primera sesión, el director del Colmex, Javier Garciadiego, leyó un texto escrito por Enrique Krauze, titulado Evocación de Luis González.

Coordinadas por la historiadora Erika Pani, directora de Estudios Históricos del Colmex, las Jornadas en Homenaje a don Luis González continúan en la sede de esa institución (Camino al Ajusco 20, colonia Pedregal de Santa Teresa, Tlalpan), hoy a partir de las 10 horas, con la participación de Thomas Calvo, Álvaro Matute, Alejandra Moreno Toscano, Mauricio Tenorio, Claudio Lomnitz, Rafael Olea, Héctor Aguilar Camín, Beatriz Rojas y Juan Pedro Viqueira, entre otros.