Revés en el Congreso a abolir la fiesta brava
a tendencia abolicionista de las corridas de toros topó en San Luis Potosí con una tradición con tal arraigo que, a pesar de ser presentado en el Congreso del estado un dictamen que la prohibía, la fiesta brava seguirá vigente.
Los tres diputados integrantes de la Comisión de Ecología llegaron a la conclusión, tras consultas a aficionados y detractores, de que el espectáculo taurino debía ser prohibido por la Ley de Protección a los Animales.
La discusión del dictamen llegó al pleno de la legislatura el pasado jueves, en una de las pocas sesiones a las que asisten grupos interesados, como público dispuesto a ejercer presión sobre sus representantes.
Del lado abolicionista, el grupo minoritario en el graderío del salón de sesiones, mostró carteles de la campaña con la que rechazan las corridas de toros como deporte, por no ser una confrontación entre iguales; como arte por no crear ni dar vida, sino quitarla, y como tradición porque no se les debe mantener si destruyen.
La afición taurina ocupó la mayor parte de las butacas, encabezados, entre otros, por el torero Fermín Rivera, tercero de una dinastía que comenzó con su abuelo, llamado igual que él, y quien da nombre a la monumental plaza de toros de la colonia El Paseo, barrio alusivo a la fiesta brava.
Toreros, novilleros, picadores, banderilleros, criadores de toros de lidia y aficionados que recuerdan a personajes como Francisco Curro Rivera o Gabriel Meléndez La Coca y otros tantos que dan cuenta de una tierra de larga tradición taurina, hicieron presencia en la sesión que desembocó en el rechazo al dictamen que prohibía las corridas de toros.
Para los taurinos no sólo se salvó la tradición que les apasiona, sino también el empleo de 3 mil personas y la utilidad de 30 plazas de toros que hay en el estado, en las que se realizan 75 festejos al año.
Los abolicionistas toparon con un dique más ante el que tendrán que renovar estrategias para continuar su movimiento.