Lunes 9 de diciembre de 2013, p. a11
La Habana, 8 de diciembre.
John Lennon necesitaba ayuda. Al menos su estatua la necesitaba.
Una imagen en bronce del famoso ex beatle, asesinado hace 33 años, fue instalada en un parque en La Habana hace 13 años, pero los cazadores de recuerdos no cesaban de robarse los icónicos espejuelos circulares que la adornaban.
Las autoridades trataron de pegarlos a la estatua, pero los vándalos simplemente los rompían.
Entonces llegó Juan González, un trabajador agrario retirado de 95 años que vive al otro lado de la calle. Desde hace 13 años, cuatro veces a la semana, llega a las 6 de la mañana para un turno de 12 horas, luciendo uniforme de guardia de seguridad del gobierno.
En el bolsillo de la camisa
Cuando llegan turistas, él coloca los espejuelos y espera a que tomen fotos. Cuando se van, él guarda cuidadosamente las gafas en el bolsillo de su camisa, junto a sus cigarros.
González probablemente no oyó mucho de los Beatles en su apogeo. Él ya era un hombre de mediana edad y el gobierno comunista entonces veía con mala cara el rocanrol y a sus artistas. Se mudó a la capital hace 20 años para estar con su hija. Ahora es un fan del ex beatle.
Dice que no está preparado para renunciar a su tarea de preservar la memoria de uno de los grandes de la música popular, ni a conocer a personas de todos los rincones del mundo.
“Todos los extranjeros que vienen me toman fotos. Así que estoy en todos los países del mundo
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