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No logran acuerdos con los expulsores y el gobierno, señalan

Desplazados del ejido Puebla aún están en espera de justicia
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 6 de diciembre de 2013, p. 28

Acteal, Chis., 5 de diciembre.

Los muerden el frío y las enfermedades respiratorias, gastrointestinales, de la piel. Escasean alimentos, leña, medicamentos. Antes, y después, de salir de sus casas y tierras en el ejido Puebla, en Chenalhó, los desplazados han intentado alcanzar acuerdos con sus expulsores y el gobierno, infructuosamente. Ahora necesitan condiciones de seguridad para cosechar sus plantaciones de café, pues la temporada para hacerlo se aproxima.

Sin solución no podemos entrar en nuestra comunidad, porque todavía nos pueden agredir, expresa Nicolás Arias Cruz, de Las Abejas, y padre de una de las 19 familias desterradas desde agosto. Recuerda que la mesa de negociación de la Secretaría de Gobierno para tratar el problema recibió la petición y denuncia de la comunidad católica de la localidad semanas antes de que sus miembros se vieran forzados al desplazamiento.

Las autoridades no intervinieron, y el grupo oficialista encabezados por el pastor y representante ejidal Agustín Cruz Gómez se hizo más agresivo. Ante la premisa de si ganan los católicos los vamos a acabar, los vamos a quemar con gasolina, según refiere Nicolás, el gobierno estatal prefiere no hacer nada.

Si vamos al corte de café y sufrimos agresión, será responsabilidad del gobierno. Es la fecha que no hay castigo para los agresores. No podemos volver sin acompañamiento de la sociedad civil y necesitamos una fe ministerial de las condiciones en que están nuestras casas y parcelas, explica Nicolás. Esto es, documentar los robos y saqueos, las condiciones de sus despulpadoras, molinos, pollos, mercancías y demás posesiones que dejaron atrás al huir el 23 de agosto; algunas mujeres y sus niños lo hicieron a las 3 de la mañana, por el monte, en condiciones dramáticas.

Nicolás mismo ya fue desplazado en 1997, durante la ofensiva paramilitar en Chenalhó. Permaneció cuatro años en el campamento de Xoyep. También le preocupa que, al ser nombrado subtesorero de Las Abejas para el periodo de 2014, se me dificulta cumplir porque como desplazado no tengo mucha condición, mi sombrero de listón y la vestimenta tradicional se quedaron en mi casa y me lo dijeron que ya se la robaron, así que tendré que pedir prestado la ropa todo el año.

Añade: Tenemos previsto con el párroco de Chenalhó, Manuel Pérez, y el consejo parroquial analizar el día 19 la posibilidad de ir al corte, si tenemos las condiciones de seguridad. Pero no el retorno. Todavía esperamos la justicia. El gobierno no resuelve y aquí nosotros, sufriendo.

Los indígenas, acogidos en el campamento de Las Abejas en agosto pasado, tampoco tienen acceso mínimo a los servicios públicos de salud. Mingo, un niño que nos acompaña durante la entrevista, no sólo está sin escuela, además tiene una bola en la piel del vientre que le sigue creciendo: fueron al hospital de Chamula y no lo atendieron porque no tienen Seguro Popular. Sólo tres familias desplazadas reciben el programa Oportunidades, que por lo demás impone obligaciones que no están en condiciones de cumplir.