Al tomar posesión como la primera mujer en ese cargo, la presidenta del Instituto Federal Electoral (IFE), María Marván descalificó la reforma electoral avalada por el Senado, al considerar que se le convirtió en “una ficha de cambio que se juega en la pista de una confusa reforma energética.

“Los partidos políticos han hecho depender asuntos que no tienen nada que ver entre sí, sujetando una minuta de contenido político a los frenéticos tiempos financieros de la otra.

“Echan por tierra aquella estructura fundacional que tan buenos resultados dio. En su lugar se prevé una doble, triple, quizá cuádruple pista en la que correrán intersecciones organizativas hasta hoy imprecisas. Vamos pues, de un modelo vertical, diáfano y sencillo, a uno bizarro, cruzado, difícilmente administrable”, dijo.

Consideró que no deja de ser irónico que esta reforma electoral en realidad no respondió a una crisis política. El Pacto por México es la expresión misma de que el litigio comicial había quedado atrás, porque los argumentos contra la elección no fueron demostrados.

Las fuerzas políticas se convirtieron en víctimas de sus propios dichos, de su propia campaña poselectoral. La reforma se convierte en compromiso hacia sus clientelas. No es una necesidad que derive del perfeccionamiento de la democracia. Aseguró que su objetivo es apalancar los cambios en materia energética.

Argumentos de promotores

La intensidad discursiva de la nueva presidenta del IFE acusó recibo en los promotores de la reforma: el representante del PAN lamentó que se adelantaran juicios cuando apenas está en proceso, y se minimizaran cambios trascendentales, como la relección legislativa y de alcaldes, la autonomía de la Procuraduría General de la República y la posibilidad de construir mayorías a partir de gobiernos de coalición.

Admitió que el texto constitucional que se conoce aún genera dudas, pero la legislación secundaria deberá colmarlas para que el nuevo Instituto Nacional de Elecciones tenga las armas suficientes para realizar sus tareas.

El perredista Camerino Márquez también defendió las modificaciones. El IFE, dijo, ha cumplido un ciclo y ahora se busca avanzar en quitar a los gobernadores el control que han alcanzado en los órganos estatales electorales. Juzgó que se trata de un paso más en el proceso democratizador del país.

Para el priísta José Antonio Hernández Fraguas, en la discusión electoral no estuvo involucrado el tema energético, pues se partió de las necesarias adecuaciones al marco comicial. Las valoraciones sobre sus alcances deberán venir al momento de su aplicación, señaló.

Con matices, los consejeros cerraron filas. Benito Nacif, hasta ayer presidente interino del IFE, definió la reforma como un acertijo y un enigma, para agregar que el IFE es la solución, instando a construir el nuevo organismo a partir de la base que representa la estructura actual del organismo electoral. Subrayó que el sólo cambio de nombre implicará un alto costo institucional, al tiempo que generara confusión e incertidumbre entre los ciudadanos.

Su homólogo Lorenzo Córdova partió de revisar los alcances del nuevo organismo: ¿es trascendente la creación del INE? Sí, coincido, pero el problema no es ese, sino cómo se está aplicando. Y aquí nuestra responsabilidad no solamente es conducir adecuademente la institución, sino señalar en un proeso de reforma, que no creo que sea muy receptivo, dónde están los riesgos a futuro.

Para Marco Antonio Baños, la indefinición en las atribuciones que tendrán el INE y los institutos locales, ambigüedades sobre la fiscalización y otros temas, así como la confusión en el texto relacionado con el futuro del personal del IFE deja demasiadas dudas a futuro. Sí preocupa al instituto que no existe claridad en la distribución de competencias que tendrán los organismos locales, lo que puede generar problemas serios de operación en el desahogo de las elecciones.

Entre los partidos, fue el del Trabajo, en voz de Pedro Vázquez, el que censuró los cambios que se impulsan en la materia y que generan zozobra e incertidumbre al IFE. Advirtió de las graves consecuencias de aprobar este galimatías de reformas. No podemos ser rehenes de los caprichos de unos cuantos y de pactos excluyentes al margen de la ley y subordinando al Poder Legislativo.