Opinión
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Teatro policiaco
U

n muchacho preparatoriano vio una escenificación de Edipo rey de Sófocles y la interpretó muy excitado como un asunto policiaco, en lo que coincidió con Alfonso Reyes, aunque él no lo sabía. En efecto, si se recuerda que la muy conocida historia empieza en la tragedia con un Edipo coronado rey a la muerte del antiguo, que es su padre al que no conoce, la indagación acerca de quién mató a Laertes puede ser interpretada como un thriller de la antigüedad, lo que parece confirmar que en los escenarios de muchas épocas la intriga acerca del crimen se desarrolló sin trabas. Lo mismo ocurre con otros textos dramáticos, como sería El médico de su honra de Pedro Calderón de la Barca, obra en que el celoso y cobarde don Gutierre, seguro de la infidelidad de su inocente esposa, la mata de una manera repugnante, confiando en que no se descubrirá su delito, mandando mediante amenazas –al médico Ludovico– cubiertos los ojos y tras muchas vueltas a desangrarla. Ludovico ha tenido la presencia de ánimo de marcar con su mano ensangrentada el portal de la casa y cada calle por la que se le hizo regresar, con lo que se da con la de Ludovico, aunque éste es perdonado por el rey en un siglo de machismo que se prolongaría durante mucho tiempo, aunque los llamados feminicidios sean ya castigados.

Los antecedentes clásicos dan pie al teatro policiaco como lo entendemos en la actualidad. Sin guardar un orden cronológico, pero tratando de ir a la fecha más antigua, se pueden citar varias obras, algunas extranjeras escenificadas en México, otras nunca vistas por nosotros y unas cuantas de dramaturgos mexicanos, las hayamos visto o no. La mala semilla de Maxwell Anderson basada en la novela de William March, cuenta los tremendos crímenes de una niña sociópata que resulta exculpada porque hace pasar sus asesinatos como accidentes y fue presentada en México en el Teatro de los Insurgentes en 1955 bajo la dirección de Jesús Valero con un reparto encabezado por Rita Macedo y las niñas María Rojo alternando con Julissa. La primera obra de teatro policiaco mexicano, El extraño caso de Jorge Lívido de Sergio Magaña, bajo la dirección de Manolo Fábregas en el Teatro de los Insurgentes en 1958, resultó un fracaso porque el talentoso dramaturgo trató de recrear un detective como los del teatro anglosajón, aunque su intención primera fue hacer ver los entresijos de la justicia mexicana.

Con Los albañiles de Vicente Leñero, adaptación de su novela y drama de final abierto acerca de la muerte del velador de un edificio en construcción, dirigida por Ignacio Retes, se continúa el recuento de algunas obras de este género. Trampa mortal de Ira Levin, en que un maduro damaturgo ya sin ideas nuevas intenta plagiar la obra de un alumno y que da un giro inesperado a la mitad de la acción, ha tenido dos versiones mexicanas, la primera en 1970 dirigida por Manolo Fábregas y la segunda en 1988 dirigida por Humberto Zurita. De Martín López Brie, el talentoso dramaturgo joven, aficionado al teatro policiaco, conviene destacar Homicidio imperfecto obra basada en la novela de James Elroy en el que hay cuatro sospechosos de asesinar a una prostituta. De Norma Román Calvo se puede citar El misterio del esqueleto azul en que una rara sustancia (nunca se nos dice cuál, porque Román Calvo no es precisa como Ágatha Christie) tiñe unos huesos y la trama se enreda con un caso de amnesia. También los niños y jóvenes tienen obras policiacas dedicadas a ellos, como es El caso de Romeo y Julieta de Berta Hiriart, Ángeles Hernández y Sandra Félix, en que se investiga si los amantes se suicidaron o fueron asesinados.

Tampoco se pueden soslayar El narco negocia con Dios de Sabina Berman y dirigida por Ana Francis Mor, estrenada en el Foro Shakespeare y que cabría dentro del género y el paródico Chato McKenzie de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, conocido como Legom. Termino esta breve e incompleta reseña con la imprescindible Ágatha Christie con obras basadas en sus novelas excepto Los ojos que vieron la muerte; la dama del crimen tiene récord de permanencia en cartelera con La ratonera que ya es atractivo turístico en Londres.