Enclavada en las montañas, la localidad marroquí es sede de los Estudios Atlas
Lawrence de Arabia, Té en el Sahara, La última tentación de Cristo y Gladiador, son sólo algunas de las cintas que se han rodado en ese lugar lleno de tradiciones y vestigios preshistóricos
Miércoles 4 de diciembre de 2013, p. 9
Ouarzazate, Marruecos, 3 de diciembre.
Llegar a Ouarzazate, llamada La puerta del desierto, es hacer un viaje en el tiempo.
El nombre de este lugar proviene de la expresión berebere Aourz N’zat, que significa en el tobillo de la montaña
.
Fue fundada en la segunda década del siglo XX, pero la actividad humana, en las llamadas kasbahs, especie de ciudadelas fortificadas, construidas con adobe, en las que vivían varias familias, se remonta a los primeros siglos de la era cristiana.
No obstante, los incipientes vestigios de actividad humana de la región fueron de los pueblos berebere, que llegaron alrededor del siglo V antes del año cero de nuestra era.
Una de estas kasbah, Ait Benhaddou, es patrimonio de la humanidad, declarada por la Unesco, y es también una de las locaciones de cine más requeridas. Asimismo, es parte de la llamada Ruta de las Mil Kasbah, que se promueve turísticamente en esa provincia.
Al pie de la montaña Atlas
Al llegar a Ouarzazate, el sonido de los crótalos (castañuelas de metal), darbukas, címbalos y loutares (especie de laúd rudimentario) y las figuras de hombres y mujeres con atuendos tradicionales de esa antigua etnia africana, son la llave de la puerta en el tiempo. No lejos de ahí hay vestigios prehistóricos. Incluso, muchos de los artesanos del lugar venden fósiles de diferentes tamaños, obtenidos en el rumbo del pie de la montaña Atlas, así como anillos y pulseras hechas de plata.
Se dice que en los años 90, un residente de la localidad de Tazouda descubrió los primeros vestigios de la existencia de dinosaurios al encontrar unos huesos que ha detonado la creación de un programa promovido por el gobierno para realizar excavaciones.
En Ouarzazate, rodeada de montañas y desierto, están los Estudios Atlas, donde se han filmado decenas de películas épicas. Ha hecho historia en el cine.
Lejos de su importancia cultural, se ha convertido en capital de la cinematografía, particularmente de grandes producciones, pues sus autores han sido atraídos por las antiguas construcciones, dunas, montañas y oasis. Los paisajes son impresionantes.
En esos foros se han rodado películas como Lawrence de Arabia, de David Lean; Té en el Sahara, de Bernardo Bertolucci; Kundun y La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese; Cleopatra, de Frank Roddam; Asterix y Obelix, de Alan Chabat; El reino del cielo y Gladiador, de Ridley Scott; La joya del Nilo, de Lewis Teague, y El hombre que quería ser rey, de John Houston.
Aunque la historia de Ouarzazate y el cine se remonta a Louis Lumiére, quien en 1897 rodó una de las primeras películas de la historia del cine: El cabrero marroquí.
También Orson Welles ambientó en este sitio parte de su Otelo y Jacques Becker rodó en 1954 Ali Baba y los 40 ladrones. De hecho, la mencionada kasbah fue parte de su escenografía.
Sus instalaciones, resguardadas por grandes figuras de faraones, tienen de todo: oficinas de planeación de producción, ingenieros, vestuaristas, técnicos, carpinteros, hasta establos con camellos y caballos y una alberca, entre otros elementos.
Sus sets decorados, los hace, junto con los Estudios CLA, el Hollywood de África.
Ahora, actores no profesionales realizan para turistas performances de batallas entre moros y romanos. Los plató son el sustento de los habitantes de la villa de Ouarzazate, además de los tours turísticos hacia el desierto y la montaña, en camellos y en cuatrimotos.
Cuando las producciones arriban al lugar solicitan a los oriundos para trabajar de extras. Los contratan también para ejecutar música o para rentar sus casas, ya que los pocos hoteles a veces no resultan suficientes para todo el equipo.
Tanto ha influido el cine en el lugar, que ahora existe un museo dedicado al séptimo arte, en el que se expone cualquier clase de artículos utilizados en las producciones. Adentro, los visitantes se sumergen en la Grecia Antigua o en Medio Oriente antiguo. Pero también en una iglesia o en una cárcel. Todos los decorados están hechos de yeso por artesanos del lugar, los cuales en la misma calle conminan a los turistas a visitar su mundo de fantasía.