El golpe final y decisivo rasgó la panza de la estrella de papel y de sus entrañas cayeron alegrías, es decir, dulces de semillas de amaranto, planta que al parecer ha logrado mutar por sí misma y ahora tiene la cualidad justiciera de destruir los sembradíos transgénicos, según explicó la actriz y activista Jesusa Rodríguez.

Esa acción de ayer en el Zócalo capitalino, frente al Palacio Nacional, fue para romperle la piñata a Monsanto y otras trasnacionales agroalimentarias y así celebrar la medida precautoria concedida el 17 de septiembre pasado por un juez federal a varias organizaciones civiles, ambientalistas, campesinas, culturales, alimentarias y científicas.

Tal logro de la demanda colectiva contra instituciones del gobierno mexicano y cinco trasnacionales impide otorgar cualquier permiso en favor de la liberación de maíces transgénicos para su siembra en el país en tanto no se resuelva el juicio.

La liberación podría contaminar y acabar de manera irreversible con la rica diversidad de especies nativas de maíz, generadas por la naturaleza y la domesticación humana a lo largo de miles de años.

México es una de las pocas naciones que le ha ganado una batalla a Monsanto, dijeron varios de los oradores, como la activista Adelita San Vicente Tello, una de las cabezas de la demanda colectiva y presidenta de la Fundación Semillas de Vida. La noticia ha circulado con alegría aquí y en el extranjero, comentó San Vicente.

La celebración también se realizó para cumplir con la obligación legal de informar a la colectividad sobre los avances de la demanda, interpuesta en julio pasado, como informó el abogado del caso, René Sánchez Galindo.

Bajo un sol inclemente, la concentración de decenas de personas comenzó antes de las 12 horas, con una ceremonia prehispánica de saludo a los puntos del Universo, y terminó alrededor de las 2 y media de la tarde, con los palazos de niños y adultos a la piñata-Monsanto.

Sánchez Galindo precisó que la demanda es en contra de las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), además de las empresas Monsanto, Pioneer, Dupont, Syngenta y Dow Agrosciences.

Se distribuyó a los presentes una copia del informe del proceso jurídico de la demanda colectiva para defender la diversidad del maíz nativo, en el que se plantea:

En México, desde hace más de una década, se libra una disputa por el maíz. Por una parte, las poblaciones campesinas e indígenas que resumen en esta planta su origen, vida y sobrevivencia, reivindican su derecho legítimo a reproducirla libremente; a su lado, ciudadanos variopintos saben los riesgos de transgenizar su alimento básico, así como del compromiso de conservarlo para las generaciones futuras. Frente a ellos se encuentra la avidez de la industria biotecnológica, que intenta transformar a nuestra planta en una mercancía estratégica que les garantice ganancias en los mercados agroindustriales globales.

La frase más repetida durante la manifestación fue Sin maíz no hay país, aunque algunos la actualizaron a Sin petróleo y sin maíz, no hay país. Jesusa Rodríguez recordó que este domingo a las 10 de la mañana se realizará una concentración masiva en el Zócalo en contra de la reforma energética, encabezada por el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.